La Constitución se articula alrededor del Buen Vivir, pero no lo define; no sabemos con precisión qué significa, explicó Fabián Corral, catedrático de derecho constitucional, colega de estas páginas y gran amigo, durante el seminario reciente en que compartimos exposiciones.
Sin embargo, añadió, el asociar el Buen Vivir con Sumak Kawsay lo tiñe de indigenismo, ya que quien acuñó el concepto fue una agrupación de indígenas peruanos y bolivianos.
Concuerdo con esta apreciación. De ahí las referencias más bien negativas en mis artículos al Sumak Kawsay, puesto que indigenista implica una visión pre industrial.
Causa aprensión que la Constitución se articule alrededor de un concepto que implique dar marcha atrás al reloj 300 años, rechazando la Revolución Industrial para regresar a una vida compatible con aquella de las civilizaciones indoamericanas.
Peor aún, marcha atrás de 10 mil años, que nos acerque a las culturas amazónicas no contactadas, donde existe igualdad absoluta.
En Alianza País hay adherentes a esta versión antiindustrial de Buen Vivir, algunos atrincherados en Senplades, a juzgar por ciertas publicaciones. También hay de los otros, que tienen un concepto distinto del Buen Vivir.
Maynard Keynes, economista de extraordinaria visión, reformó el capitalismo para fortalecerlo. Pero en 1930 escribió un ensayo, hoy oscuro, prediciendo el fin del capitalismo en 100 años.
En su criterio, el capitalismo sería víctima de su propio éxito. En 2030 la humanidad, o al menos los países industrializados, habrían progresado tanto que la gente tendría sus necesidades materiales satisfechas, y trabajarían menos para dedicarse al ocio. Como la propensión a acumular capital perdería vigencia, el sistema económico resultante ya no sería capitalista. Ocio sí pero ocioso no. Ocio para Keynes es dedicarse a algo que apasione sin considerar si es rentable o no.
El economista británico Robert Skidelsky, quien escribió una monumental biografía de Keynes (tres espesos volúmenes), rescata este concepto y decide investigarlo desde los ángulos económico y filosófico en conjunción de su hijo Edward, filósofo. En su obra: ‘¿Cuánto es suficiente?… Dinero y el Buen Vivir’, los Skidelsky investigan por qué esta predicción de Keynes fracasó rotundamente. Un problema central es que la facilidad de enriquecerse bajo el capitalismo potencia la codicia inherente en el ser humano. Otro, que la riqueza da poder; su importancia va más allá de los bienes que se pueden comprar.
¿Y Correa? ¿Qué es para él el Buen Vivir? Correa no es entusiasta de la sociedad preindustrial. Pero tampoco es partidario de Keynes, economista capitalista. No conocemos lo que para el Presidente es el Buen Vivir. El libro es de editorial Crítica y salió el 25 de octubre.