Ante la crisis, las voces “clásicas” del oficialismo venezolano no han hesitado en arremeter contra la oposición tanto en la prensa nacional como internacional, acusándola de fascista y sediciosa.
Eva Golinger, quien Chávez apodó de “la novia de Venezuela”, responsabiliza a la oposición de instigar la violencia en las manifestaciones para buscar excusas que justificarían el golpe de Estado.
Según varios miembros del oficialismo, los manifestantes serían unos meros títeres, manipulados por quienes aspiran al poder, y la revuelta sería algo artificial, lejos de los verdaderos sentimientos del pueblo, un producto de la derecha conspiradora.
Esta versión de los hechos sí ha llegado a quienes vivimos fuera de Venezuela. Pero también han trascendido las noticias respecto al tremendo estado de su economía.
Un eco chocante llegó apenas empezó el año, se reportó que Venezuela fue “Campeón mundial de la inflación” en el 2013. Solo 16 países tuvieron inflación de más de dos cifras porcentuales (26 en el 2012); pero Venezuela hizo esfuerzos para ganar la competencia: ¡56,2%!
Pero parece que esta cifra no les satisfizo, el pasado mes el Gobierno anunció medidas que suponen una devaluación camuflada de la moneda (si no fuera por la penosa situación que esto acarrea para el pueblo, daría curiosidad ver hasta dónde pueden aumentar la inflación).
La compra de pasajes de avión para viajar fuera, el uso de tarjetas de crédito en el exterior o la importación de bienes no esenciales, deberán pagar el doble por la compra de divisas.
Es decir, en estas operaciones un dólar valdrá 11,36 bolívares, frente al cambio usual de 6,30. Ante esto Maduro comentó: “Excelente rueda de prensa del vicepresidente Ramírez para seguir avanzando en el establecimiento de los equilibrios para el nuevo orden”.
¿Equilibrios? ¿De más de 56,2%? Otros ecos son los relativos a la inseguridad; el asesinato de la exreina de belleza y actriz, Mónica Spear, siendo apenas la punta del iceberg en un país que se convirtió en la última década en uno de los 5 más violentos del mundo; o los relativos a la escasez de productos, muchos de ellos básicos como la leche o el aceite.
Por más furia con la que los funcionarios pronuncien la palabra “fascista”, más eco tiene la denuncia de Twitter de que Venezuela ha censurado la difusión de imágenes de manifestaciones antigubernamentales.
“Maduro se radicaliza”, fue la opinión del español El País la semana pasada tras la muerte de tres manifestantes. “Venezuela: el conflicto entre Maduro y los estudiantes adquiere los tintes de Tiananmen”, reportó el Huffintong Post.
Con muchos poderes mundiales atentos a Ucrania, los líderes latinoamericanos tienen un rol capital; ojalá sepan escuchar los ecos correctos.