Es refrescante y alentador ver que -de cuando en cuando- surgen voces nuevas en la disciplina económica. Voces que piensan con la cabeza -no con las vísceras- y que, además, lo hacen de forma clara, limpia y libre.
Me refiero a Bernardo Acosta y a su primer libro, ‘Dolarización a medias’, publicado hace un par de semanas en esta ciudad. Acosta, economista de Oxford, eligió un tema clave para debutar en la academia: la dolarización en Ecuador, un asunto de indudable relevancia para cada uno de quienes vivimos en el país.
Mediante un teatro de ideas -como decía Juan Benet- cuidadosamente planteado, ‘Dolarización’’ explica al lector los perjuicios que podríamos sufrir los ecuatorianos, si no hacemos una serie de reformas fiscales, financieras y laborales que nos permitan enfrentar mejor un posible ‘shock’ externo.
Los países que tienen un tipo de cambio flexible devalúan su moneda cuando sus ingresos -de capital y por exportaciones- caen por una crisis mundial. La devaluación abarata sus exportaciones impidiendo, de esta forma, que sigan cayendo; y, de otra parte, permite que la economía reciba más moneda local por cada moneda extranjera que ingrese al país. (La devaluación tampoco es una medida perfecta porque diluye el patrimonio de las personas, genera presiones inflacionarias y transfiere recursos del sector de los no transables al de los transables).
Los países con un régimen fijo de cambios, como el Ecuador, están más expuestos a una crisis internacional porque un descenso de la demanda internacional no puede compensarse con una variable nominal (el precio de su moneda), sino solo con dos variables reales: caída de la producción y del empleo.
Para evitar un costo económico y social de esas proporciones -recesión y desempleo- hay que cambiar el manejo económico, explica Acosta. Concretamente, el país debe establecer mecanismos para que el gasto fiscal no se dilapide en las bonanzas petroleras (como ocurre actualmente) y se debe hacer más eficiente el expendio público, focalizando los subsidios, agrega.
En el ámbito financiero hay que desrregular las tasas de interés y hay que promover el ingreso de bancos internacionales que promuevan la competencia, explica Bernardo Acosta. En el aspecto laboral, se tienen que hacer las reformas legales necesarias para preservar el empleo en caso de crisis. Aquello pasa por retomar -dice Acosta- esquemas más flexibles de contratación que fueron eliminadas con toda clase de pompa por la Asamblea Constituyente (este último comentario ya es mío’).
Recomendada la lectura de ‘Dolarización a medias’, primer libro de Bernardo Acosta que se estrena como ensayista suscitador, inteligente y fácil de leer.