Constituye motivo de satisfacción que el nuevo Alcalde haya palpado personalmente el estado de los medios de transporte público como los troles y los otros que recorren la ciudad, y es evidente que por el estado deplorable en que esos grandes vehÃculos se encuentran por el paso del tiempo, por un mantenimiento no adecuado o por no haber la decisión de renovarlos, no ha sido posible el que exista un buen transporte, decente, como merecemos los quiteños, pues el que ahora existe es un desastre, dada en especial la incomodidad en que toca viajar al usuario, quien debe someterse a vejámenes, golpes, codazos y al riesgo de que sus pertenencias le sean sustraÃdas, diariamente. Esto es indigno y poco o nada humanitario; la autoridad municipal anterior debió solucionar ya esta enorme falencia del transporte urbano. Ojalá el Alcalde actual, que parece tener una mejor visión, procure la solución de este asunto, de la mejor manera. Ya es tiempo de poseer un cómodo transporte por parte de los quiteños.