Rafael Correa lleva seis años en el poder. En dicho sexenio el país ha pasado por profundos cambios. El Ecuador es otro del que era en el 2006.
Cabe resaltar la inmensa obra pública sobre todo vial e hidroeléctrica. La ambiciosísima iniciativa de dar un salto cualitativo en la educación pública, a todo nivel, para que el Ecuador pueda entrar en la economía del conocimiento. La política laboral y del IESS y su extensión a actividades antes informales; el drástico aumento en la carga tributaria.
Pero el aparato productivo no ha cambiado. El Ecuador produce lo mismo que antes para el mercado interno, e incluso la inversión privada va a la zaga del crecimiento del mercado. Las exportaciones son las mismas, pero el sector exportador ha perdido rentabilidad. El efecto conjunto de las políticas públicas ha sido negativo para las exportaciones.
Las autoridades vienen de hacer un llamado a un cambio de la matriz productiva. Si en efecto quieren lograr ese cambio, deberán subordinar otras políticas a la productiva. No hay otra manera.
La política de comercio exterior la lleva la Cancillería, y está supeditada a otras metas, por ejemplo, fortalecer un “segundo polo” en política internacional, liderado por Irán, Cuba y Venezuela. Las relaciones económicas con los países que son nuestros principales mercados pasan a segundo plano. Nuestras exportaciones a esos mercados pierden acceso preferencial, y los potenciales inversionistas de esos países buscan otros destinos.
La política tributaria busca un incremento incesante de fondos para el Fisco, y han tornado al país en uno de los de mayores impuestos en la región. En la medida que esos impuestos afectan la producción y el financiamiento externo, desalientan la inversión en nuevas actividades.
La principal meta del Gobierno con el cambio de matriz es que el Ecuador produzca los insumos necesarios para la producción, ya que de lo contrario, la sustitución de importaciones sólo cambia la dependencia de bienes terminados a insumos. Eso requiere inversión en grandes proyectos y participación estatal.
Pero no deben desestimar los estrategas del Gobierno dos puntos centrales:
-El Ecuador tiene una gran riqueza en agroindustria y pesca que nos han convertido en líderes en la exportación de banano, flores, camarón, atún y aceite de palma, entre otros. La diversificación en base a nuestras fortalezas, como lo ha hecho Chile, es una estrategia válida.
-La producción de partes y piezas para la industria que atiende el mercado interno sólo se va a dar si hay economías de escala. Como nuestro mercado es pequeño, es necesario que estas industrias exporten la mayor parte de su producción. De lo que se desprende que la política industrial, más que de sustitución de importaciones, debe ser de exportación.