Leo en el artículo ‘El alfarismo en la vida nacional’ del Dr. Jorge Núñez S. varias afirmaciones que no concuerdan con los datos históricos con que contamos. La educación ‘gratuita’ no comenzó con Alfaro sino con García Moreno en 1871. Este mismo presidente sembró las semillas de los normales al instituir ‘normales para profesoras indígenas’ en los colegios femeninos de Quito. El mismo GGM fundó el Conservatorio Nacional de Música y la Escuela de Bellas Artes (con el antecedente de la Academia Miguel de Santiago), así como escuelas de artes y oficios. No es cierto que antes de Alfaro “la educación era un privilegio de pocos”, pues para 1895, el número de niños escolarizados en escuelas gratuitas alcanzaba a 65000, en cambio en 1898 descendió a 50 000 (véanse los sendos informes de los gobiernos). Además, en todos los colegios anteriores al alfarismo, la mayoría de estudiantes provenía de las clases populares, lo cual se comprueba por las listas de alumnos y hasta por la demografía (número de alumnos por clase económica), por consiguiente es una falsedad que “podían acceder únicamente los hijos de las familias de buenos recursos”. Tampoco es cierto que “las mujeres estaban legalmente marginadas de la educación”, pues el primer colegio femenino se fundó en 1835 con Rocafuerte. Con GGM el número de colegios femeninos creció de manera admirable: casi uno por provincia, estos aumentaron considerablemente entre 1875 y 1895. El Colegio Militar viene desde los tiempos de Rocafuerte y GGM, con otros nombres (Escuela de Cadetes…), pero con una formación profesional para los oficiales. Si Alfaro es tan grande, ¿por qué inventan méritos que no tiene?