El 1 de abril de 1976 se fundó la compañía. El primer dispositivo que sacó al mercado fue el Apple I. Foto: Pixabay
Debajo de un árbol, Isaac Newton espera a que una manzana caiga sobre su cabeza para dar rienda suelta a su imaginación. Así fue el diseño original del primerísimo logo con el que Apple, en abril de 1976, daba sus primeros pasos en desarrollo tecnológico en Palo Alto, California.
A pocos días de celebrar el 40º aniversario de Apple, no se puede dejar de lado el legado de una de las compañías más revolucionarias de la historia. Una que, precisamente, cambió la interfaz de relaciones entre usuarios y dispositivos. Para simple muestra, basta revisar lo que supuso la aparición de la Apple II (de 1977), que si bien no fue la primera en la lista de los ordenadores personales, sí fue una de las que inició la masificación de computadoras.
Carlos Meneses, experto en Apple e ingeniero informático, recrea este momento como la aparición del “primer caramelo” de la industria tecnológica. “Hasta mediados de los 70, las empresas se ocupaban de desarrollar tecnología para los grandes: la NASA, el FBI, las petroleras. Fue Apple la que introdujo la idea de ofrecer un producto integral para un público que poco conocía de computadoras”, dice.
Y, efectivamente, fue así. Mientras que otras empresas vendían computadoras en partes, Apple fue de las primeras en comercializar un computador que integraba todo. De este modo, la tecnología era accesible al más común de los mortales.
Tres años después de cosechar su primer éxito, la empresa presentó Apple Lisa, un rotundo fracaso comercial, pero pionera en lo que sería el desarrollo informático de las próximas décadas. Entre otras características, este estandarizó el uso del ratón, la memoria virtual, las multitareas, etc. Algo que serviría de base para una de sus insignias, Macintosh.
Su impactante comercial del Superbowl de 1984 fue la señal de que Apple iba a dar un giro inesperado en la industria de la tecnología. Para Andrea Mendoza, especialista en lenguaje de programación, Mac supuso toda una carrera de Apple en contra de Microsoft e IBM por crear software propio.
Para la posteridad quedó algo ingenioso, según Mendoza: la autoedición. En Mac, el usuario podía previsualizar su diseño de página. En palabras sencillas: hasta antes de esta época, las personas veían las palabras en su pantalla como si fueran caracteres de una máquina de escribir. Steve Jobs introdujo la tecnología que permitía cambiar la tipografía de las letras y verlas instantáneamente antes de imprimir un documento.
Ya en la década de 1990 vendría otro éxito de Apple, el iMac. Por primera vez en la historia, los usuarios ya no requerían tener un amplio espacio para su computadora. Apple simplificó todo esto, reduciendo CPU y monitor en uno solo.
Pero eso no sería todo lo que vino con la iMac. La obsesión de Jobs con los ratones se hizo plausible en este modelo. Para diferenciarse de la tecnología desarrollada por Xerox, Jobs introdujo el concepto del ratón de un solo botón. Este sería el inicio de los actuales ratones de Mac, que cuentan con un solo cuerpo sin botones.
A inicios del siglo XXI, Jobs estaba buscando una nueva revolución en materia tecnológica. Eso lo lograría con la aparición del iPod, en el 2001. Este fue el primero de una serie de reproductores que contarían con una amplia capacidad de almacenamiento de música, video y fotografía.
Uno de los más grandes legados a la historia que ha dejado Apple en estos 40 años de vida ha sido el iPhone. Este dispositivo cambió las relaciones entre el usuario y su teléfono inteligente: el dispositivo permitía al consumidor tocar su pantalla y ordenarle qué hacer.
Para Mendoza, esto supuso un cambio en la psicología del usuario: “La tecnología ‘touch screen’ emula la capacidad que tenemos las personas para manipular los objetos. A su criterio, esto permitió que los usuarios sientan que ‘tocan’ el software”.