Tenorio se acostumbró a la exigencia y los premios

Ángela  Tenorio combina sus entrenamientos en Los Chasquis, Carpuela y el Centro de Rioverde, Esmeraldas. FOTOS: Galo PAGUAY/ el comercio

Ángela Tenorio combina sus entrenamientos en Los Chasquis, Carpuela y el Centro de Rioverde, Esmeraldas. FOTOS: Galo PAGUAY/ el comercio

Ángela Tenorio se mueve por la pista de Los Chasquis con la soltura y el garbo de los atletas de élite. Lleva la espalda erguida y camina despreocupada por la pista sintética del escenario de La Vicentina, rodeada por una docena de deportistas que, como ella, cocinan a diario sus sueños de gloria.

Pese a ser la segunda corredora más rápida del mundo en la categoría prejuvenil, la amazónica no tiene poses de diva. Tal vez, el único detalle que la diferencia de los corredores que por esa hora se entrenan en La Vicentina, en pos de mejorar sus tiempos o de aumentar su resistencia, son los enormes audífonos rosados que le cubren completamente las orejas.

Ángela tiene como costumbre utilizarlos en la primera parte de los entrenamientos. Conecta sus audífonos a su celular Nokia al cual le ha alimentado con 400 canciones, en su mayoría de salsa urbana, mezclados "con una bachatita o un reggaetón". Ella disfruta de su música a alto volumen y lo explica: "si oigo salsa con volumen bajito no lo disfruta tanto, por eso le subo full".

La tendencia es global. Para liberarse del estrés, de la tensión, los deportistas de gran exigencia deciden aislarse del mundo exterior usando audífonos. Lo hace Neymar, lo hace Usain Bolt. En el atletismo ecuatoriano también lo repiten sus dos máximas figuras: Álex Quiñónez y Tenorio.

"Hay veces en las que me toca hacerle señas o decirle a las compañeras que la toquen para que me regrese a ver", cuenta el cubano Nelson Gutiérrez, su entrenador desde hace cuatro años, quien dirige a un grupo de 10 velocistas de élite.

Gutiérrez es una suerte de gurú para sus dirigidos. Tenorio, por ejemplo, lo pone a la altura de su padre o de un guía. Entre ambos se ha desarrollado un nexo muy fuerte y como cábala, la deportista necesita mirarlo cerca de la línea de meta al comienzo de cada competencia, recibir una última instrucción antes de salir disparada a devorar metros en las pistas.

Los dos estuvieron juntos en la competencia más importante de la vida de la joven deportista: el Mundial prejuvenil de Donestk, Ucrania del año pasado, donde Tenorio logró medallas de plata y de bronce.

El logró no pasó inadvertido y elevó su estatus al de personalidad del deporte. La Concentración Deportiva de Pichincha, la Asociación de Periodistas y el Círculo de Periodistas la escogieron como la mejor deportista del 2013.

De hecho, el pasado miércoles, la deportista recibió su premio en la gala de la Concentración, la entidad que le abrió las puertas hace cuatro años para que explote sus cualidades innatas de velocista.

Hasta el sábado, en su perfil de whatsap, Tenorio tenía la foto de la premiación en la que aparece con un corto vestido crema, acompañada por su entrenador Gutiérrez.

La deportista que pasó sola en sus quince años

El camino al reconocimiento de los deportistas siempre está marcado por momentos de angustia, en los que están a punto de bajar los brazos y abandonar su profesión.

En el caso de Tenorio, hay dos momentos críticos: ambos ocurrieron en el 2011. Un año antes, ella había decidido venir a Quito con su hermana Lorena para integrar la Concentración Deportiva de Pichincha.

Sus habilidades eran b. Sin embargo, según cuenta su hermana Digna, desde Lago Agrio, en Sucumbíos había poco apoyo y por ello llegó a Pichincha para mejorar.

Inicialmente, Tenorio vivió en un albergue para personas de escasos recursos. El 27 de enero de ese año, el día de su cumpleaños, ella miraba el techo de su pequeño cuarto. La tristeza invadió su cuerpo al recordar a su familia y empezó a llorar. En la pensión nadie sabía que era su cumpleaños. Solo su madre Aída Micolta le llamó a felicitarla.

Estaba por rendirse y la situación empeoró cuando se lesionó el tendón. Entonces, entre adolorida y confundida, un día se acercó a su entrenador al final de una práctica y le preguntó: "Profe, ¿usted cree que yo soy buena para el atletismo?, porque si no yo cojo mis cosas y me regreso a Lago Agrio".

Las palabras de su entrenador la tranquilizaron: "Tú estás para campeona del mundo. Solo tienes que creer en ti".

Ahora Ángela es la subcampeona de prejuvenil y este año competirá como juvenil en el Mundial de Estados Unidos. El objetivo trazado es mantenerse en el podio en dicha competencia. La velocista quiere dedicarle un título a su mentor y a su familia. Reconoce que los momentos de crisis y de necesidades le ayudaron a fortalecerse y motivarse.

La deportista vive actualmente en la residencia de la Concentración Deportiva y su compañera de habitación es la santodomingueña Yuliana Angulo, otra de las jóvenes talentos de la velocidad. La Concentración es el micromundo de Tenorio. Allí conoció al boxeador David Padilla, quien es su novio. Ambos se acompañan a sus respectivas competencias.

En contexto. La deportista nació el 27 de enero de 1997 en Lago Agrio, Esmeraldas. Su hermana Lorena, actual oficial de la Policía, fue su primera entrenadora. Ella la motivó para venir a Quito y enrolarse en la Concentración Deportiva de Pichincha. El año pasado logró las medallas de plata y bronce en el Mundial realizado en la ciudad ucraniana de Donestk.

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