Santiago Escobar es técnico de la Universidad Católica. Foto: David Paredes / EL COMERCIO
Entrevista a Santiago Escobar, técnico de Universidad Católica.
Luego de tres meses en Ecuador, ¿cómo evalúa el nivel del campeonato?
Luego de tres meses en Ecuador, ¿cómo evalúa el nivel del campeonato?Hay un nivel competitivo, alto. En todos los equipos encontramos jugadores de calidad. De mitad de campo hacia adelante hay buenos jugadores, buena materia prima. Con orden táctico, y si los jugadores se cuidan en su vida privada, este país tiene que regresar rápidamente a un Mundial de fútbol.
¿Por qué los clubes se inclinan por un fútbol de velocidad por las bandas antes que un juego asociado desde el medio campo?
Muchos equipos juegan sin enganche, sin el típico ‘10’. Se juega a otra velocidad. Anteriormente, el ‘10’ manejaba los ritmos de un partido, daba un estilo a los equipos. Si no existe un ‘10’, se debe crear fútbol por las bandas y con los volantes interiores. Al no tener ese jugador se debe crear fútbol de otro tipo. En Universidad Católica tenemos a Daniel Buitrago y Víctor Guerrero. Cuando ellos no están, aprovecho a jugadores como Facundo Martínez y Andrés Oña.
En el fútbol actual, ¿el ‘10’ ya no es necesario?
A mí me gusta jugar con un ‘10’. Son distintos y toman buenas decisiones. Si no lo tengo procuro un fútbol asociado, aunque juegue con un 4-3-3 o un 4-4-2. Busco un estilo. Por ejemplo, en Guayaquil, a través de la posesión, dejó buenas sensaciones.
¿Qué le falta al ecuatoriano para mejorar?
Estar convencido de que a través del orden puede conseguir logros importantes. El orden y la disciplina táctica se las pedirán en el fútbol ecuatoriano, brasileño, argentino, europeo… Les pedirán que sean jugadores completos, de dos fases. El fútbol tiene dos fases: cuando se tiene la pelota y cuando no se cuenta con esta. Con ese comportamiento, si hay un crecimiento habrá material que podrá ser aprovechado por los DT. El futbolista debe dignificar su profesión con buenos hábitos para desarrollar mejor su trabajo.
¿La falta de disciplina influye para que los jugadores de Ecuador y otros países de Sudamérica no triunfen en el exterior?
En Colombia nos pasó eso. El futbolista se conformaba con muy poco, pero después muchos fueron al extranjero, como Iván Ramiro Córdoba, Mario Alberto Yépez. A esos jugadores los valoraron mucho por su disciplina. Fueron referentes para las nuevas generaciones. Ecuador tiene a Antonio Valencia. Debe ser un ejemplo porque se ha mantenido muchos años en Manchester. Si él puede ser capitán de ese club ¿por qué el resto no? Seguramente, no se conformó. No hay un secreto para triunfar.
Usted dirigió en Venezuela. ¿Por qué ese fútbol ha mejorado?
Estuve en ese país por primera vez en el 2002 y volví en el 2017. En mi retorno, luego de 15 años, el futbolista se profesionalizó. Había jugadores que llegaban tarde al entrenamiento y tenían una vida desordenada, en el 2002, pero fuimos campeones. En el 2017 encontré a profesionales. Venezuela llegó a ser subcampeón mundial Sub 20. Veo que Ecuador puede volver a un Mundial e igualarlos en las juveniles.
Y Colombia, ¿qué se puede esperar del equipo en el Mundial de Rusia?
Colombia tiene individualidades; como equipo es una interrogante. No tuvo regularidad en eliminatorias: jugó mejor de visita en relación con los partidos en Barranquilla. No hubo una nómina fija. El estilo que identificaba al equipo de la época de los Valderrama no es el mismo. Ha perdido ese estilo.
Tras la muerte de su hermano, Andrés Escobar, en 1994, ¿qué lecciones le quedaron a su país?
Hubo mucho dolor. Se habló de que su muerte sirviera para fortalecer valores, pero estos dependen de la sociedad. Todavía hay dificultades, corrupción y narcotráfico. Me preocupa la juventud, que se ha vuelto facilista. La muerte de mi hermano, Andrés Escobar, no dejó una lección en Colombia. Al final, no sirvió para nada.
Hoja de vida
Origen. Nació el 13 de enero de 1964, en Colombia. Tiene 54 años.
Trayectoria. Dirigió a clubes de Colombia, como el Atlético Nacional, con el que fue campeón del torneo local. Ahora, está al frente de Universidad Católica de Quito.