Los jugadores de Uruguay Diego Godín (izq.) y Diego Laxart (der.) participan en un entrenamiento el jueves 5 de julio de 2018, en Nizhny Nóvgorod (Rusia). Uruguay se enfrentará a Francia en los cuartos de final del Mundial de Rusia 2018 este 6 de julio. EFE
Conocido por su fútbol duro, aguerrido y sufridor, Uruguay sorprende en el Mundial por sus datos de juego limpio. Al igual que la ya eliminada selección de Arabia Saudita, registra apenas una tarjeta amarilla en el torneo.
Esto lo convierte en la selección, en pelea por llegar a la final, con menos amonestaciones recibidas. Además, con ese juego, solo ha recibido una anotación en contra. Tiene -junto a Brasil- la mejor defensa de la Copa.
“Lamentablemente recibimos la primera amarilla por una circunstancia del juego, no por ninguna incorrección”, aclaró entonces el DT Washington Tabárez. Rodrigo Bentancur había sido amonestado al intentar recuperar el balón en el área de Rusia, con Uruguay ganando 3-0.
La frase del técnico, preocupado por deslindar al equipo de cualquier “incorrección”, muestra una de las raíces del nuevo Uruguay: la figura del DT, autoridad moral reconocida por los jugadores como un referente de conducta.
Ese estilo de juego se pone a prueba hoy ante Francia, uno de los equipos más explosivos en ataque por la presencia del prodigio delantero Kylian Mbappé. El partido se juega a las 09:00 (de Ecuador) en el estadio de Nizhni Nóvgorod.
El vencedor se enfrentará al ganador de la otra definición entre Brasil y Bélgica.
La influencia de Tabárez en el juego limpio de la ‘Celeste’ tiene razones tácticas. Diseñó el equipo como una cadena de líneas defensivas que se respaldan mutuamente. Un muro en bloque y escalonado que ayuda a evitar faltas desesperadas.
“Estar siempre juntos y sin necesidad de hacer faltas para cortar el juego es positivo”, explicó Diego Laxalt.
De las 46 faltas cometidas por Uruguay en cuatro partidos, solo 17 fueron cortando el juego en su propia mitad de campo. La apuesta por evitar el exceso de faltas no es novedad en el plantel de Tabárez.
La ‘Celeste’ recibió ya el premio a juego limpio en la Copa América que logró en Argentina 2011. “El premio significa mucho. Nos produce una imagen de corrección”, destacó entonces el DT.
El juego contrasta con la historia del fútbol uruguayo, salpicada de codazos, puñetazos, patadas, rodillazos, insultos y hasta mordiscos como el de Luis Suárez a Giorgio Chielini, en Brasil 2014.
Hay que remontarse a México 1970, hace casi medio siglo, para encontrar una selección charrúa que terminara la fase de grupos de un Mundial con una amarilla.
Lo notable del equipo de Tabárez es que, pese a ese giro de personalidad, mantiene su histórica garra. Uruguay no ha olvidado cómo sufrir y luchar. Nahitan Nández se arrastró por el suelo para disputar un balón ante Portugal.
Con esa fortaleza defensiva, tampoco hay que olvidar el juego letal en ataque con Luis Suárez, aunque su compañero Edinson Cavani no jugará por lesión.
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