Los clubes y la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) apelaron al camino fácil para cumplir a medias el control de la violencia en los estadios. Una de esas medidas fue sancionar a los equipos y que estos no jugarán de local en caso de que sus hinchas arrojaran objetos a la cancha.
Esos argumentos son paliativos que no han beneficiado al fútbol, sino que han avivado las diferencias entre barras, clubes y regiones. En la modernidad en la que vivimos, la Ecuafútbol y sus afiliados deberían pensar en un plan más ambicioso para culturizar a los hinchas. La represión es una puerta para ahondar los enfrentamientos entre los equipos.
Hoy le tocó a Barcelona, antes fueron Liga, Emelec, Aucas, entre otros, los que no pudieron jugar de local por un artículo que no soluciona el problema real que existe en el fútbol ecuatoriano. ¿Dónde está la Comisión contra la Violencia, qué hace, cuáles son las propuestas de los últimos años? La inactividad de la FEF en esta área es evidente porque ni siquiera hizo el seguimiento por el caso del niño que murió en el Monumental, impactado por una bengala. Basta mirar las transformaciones en las reglamentaciones en las sociedades europeas. Ante eso, las medidas ecuatorianas son solo parches.