El español Rafael Nadal durante el partido frente al búlgaro Grigor Dimitrov en los cuartos de final del torneo Mutua Madrid Open. Foto: Juanjo Martin / EFE
El tenista español Rafael Nadal solo ha ganado este año un partido ante un ‘top 10’. El sábado 9 de mayo tendrá la oportunidad de hacerlo de nuevo cuando se enfrente al checo Tomas Berdych por un lugar en la final del torneo de tenis de Madrid.
Una victoria en semifinales ante el número siete del mundo supondría una inyección de confianza mucho mayor que la que Nadal dejó traslucir este 8 de mayo tras superar la prueba que se había autoimpuesto al derrotar por 6-3 y 6-4 al búlgaro Grigor Dimitrov.
En la segunda semifinal se medirán el británico Andy Murray y el japonés Kei Nishikori, dos hombres que ya saben lo que es ganar un título en la temporada de arcilla europea. “Mañana (9 de mayo) es otra oportunidad para jugar ante otro rival de máximo nivel”, afirmó Nadal antes de saber que se mediría a un Berdych que estuvo cerca de decir adiós a Madrid y solo se impuso tras dos horas y diez minutos de batalla ante el estadounidense John Isner por 3-6, 7-6 (9-7) y 7-6 (7-1).
“Hay que estar preparado para sufrir”, advirtió el español, que ha ganado en 18 de las 22 ocasiones que tuvo al checo enfrente. La última vez, en los cuartos de final del Abierto de Australia, el duelo cayó del lado de Berdych.
Sobre arcilla, sin embargo, Nadal nunca tuvo demasiados problemas para liquidar a su oponente, que la única vez que le ganó un set sobre tierra fue en 2005. Los números, como casi siempre, hablan en favor del 14 veces ganador de Grand Slam.
Otra cosa son las sensaciones. El ex número uno del mundo solo ha podido ganar a un ‘top 10‘ este año, a su compatriota David Ferrer en los cuartos de Montecarlo. Su único título llegó en febrero en Buenos Aires, en un torneo donde no se midió con ningún jugador por debajo de los 50 primeros.
Su mejor actuación en un Masters 1 000, categoría a la que pertenece Madrid, fue precisamente la semifinal del Principado, donde cayó sin paliativos ante Novak Djokovic. “Si no viniéramos de una época irregular, y solo hablásemos de lo que ha pasado en el torneo hasta hoy, diríamos que todo va perfecto”, aseguró ‘Rafa’ tras su victoria en 1:47 sobre Dimitrov.
Pero el español, que apenas jugó en la segunda mitad de 2014 a causa de las lesiones, se mostró más frágil que nunca en el arranque de 2015, incluso sobre el polvo de ladrillo, su elemento natural. Por eso cada partido es un examen tenístico y mental para él, que el 7 de julio aspira a levantar su décimo título de Roland Garros.
Dimitrov es un jugador de fina técnica, con revés a una mano y elegante en sus golpes hasta el punto de ser comparado con Roger Federer, ganador de 17 títulos de Grand Slam. El búlgaro no tiene la concentración ni la precisión del suizo, pero es número 11 del mundo y un tenista con hechuras.
“Uno de esos tests que te ponen en tu sitio”, según la descripción que había hecho el propio Nadal un día antes. Nadal no ofreció aún la versión que lo convirtió en el indiscutible rey de la tierra, pero la victoria, la sexta en seis partidos ante Dimitrov, supuso un alivio para el español, que difícilmente habría podido evitar la sensación de crisis si hubiera caído en cuartos de final.
Muy distinta es la dinámica con la que llegaron a Madrid Murray y Nishikori, ganadores en Múnich y Barcelona, respectivamente. Ambos demostraron que sus títulos no fueron una casualidad.
Murray se deshizo por 6-4 y 7-5 del canadiense Milos Raonic, mientras que Nishikori liquidó al siempre peligroso David Ferrer por 6-4 y 6-2. Uno de los dos se quedará en el camino, aunque cualquiera parece digno candidato al quedarse con la mejor parte de los USD 4,70 millones que reparte el torneo en premios.