Porto Alegre aún hace arreglos para el Mundial
Un autobús sale con los integrantes de la Selección de Ecuador, tras llegar al aeropuerto internacional Salgado Filho, en Porto Alegre (Brasil). Foto: EFE
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La mañana de este martes amaneció fría en Porto Alegre. La temperatura llegó a los 10 grados entre las 08:00 y 10:00, de Ecuador. Aquí, los habitantes salen abrigados, incluyen en su vestimenta hasta bufandas. En esta época el frío es característico en la zona sur de Brasil.
En la capital del estado de Río grande do Sul aún no se refleja la fiesta del fútbol que se viven en ciudades como Sao Paulo o Río de Janeiro. Solo hay carteles y vallas en alusión a la Copa en las avenidas principales. Aquí también se ven empleados públicos arreglando vías; policías de tránsito apurados para que fluya el tráfico, otros de los dolores de cabeza para los 1,4 millones de habitantes de esta ciudad.
Uno de los sitios que está rodeado de estática y publicidad mundialista es el estadio Beira Río, donde también jugará Honduras vs. Francia; y habrá otros tres partidos de la Copa. Aquí sí se vive el mundial y se visualiza a los empleados del municipio corriendo de un lado a otro por arreglar las aceras, las calles, limpiar los parques que rodean al escenario donde el Internacional, campeón de la Copa Libertadores del 2010 y mundial interclubes en el 2006, juega de local.
En este escenario también funciona el centro de prensa de la FIFA, al cual empezaron a llegar periodistas de todo el mundo, especialmente los que quieren ver a Francia.
Al estadio que fue remodelado con recursos de los dueños del Internacional llegan hinchas, en las últimas horas, para entregar flores, dejar carteles, fotografías y recortes de diarios del fallecido delantero Fernandao -murió en un accidente de helicóptero la semana pasada-.
En Porto Alegre también juega el Gremio, otros de los clubes populares del estado y el rival tradicional del Internacional. Aquí no hay pancartas que hagan alusión al Mundial porque sus hinchas estaban en desacuerdo que haya sido escogido el escenario de su tradicional rival.