.log-gg{width:20%;}.log-gg img{padding-right: 10px;}
El sistema cerrojo está ligado a los clubes y a la Selección italiana. Sin embargo, el argentino Helenio Herrera lo transformó en el ‘cerrojazo’, un dispositivo táctico ultradefensivo. Una vez aceptada la idea de la defensa hombre a hombre, ya sea individual o en zona, la necesidad de contar con un líbero sedujo a muchos técnicos en los años 50.
En los años 50, apareció una nueva disposición táctica formada por el 4-3-3 y fue el uruguayo Ondino Viera (1947), entrenador del Botafogo, el responsable de ubicar un jugador para marcar en defensa en zona. Es decir, cuatro defensas, tres volantes y tres delanteros.
En estos mismos años, la Selección húngara puso en práctica este sistema con algunas variaciones, llegando a brillar en el Mundial de 1954. Empezaba entonces a conformarse el sistema 4-2-4 que fue impuesto por el equipo brasileño campeón del mundo en Suecia 1958.
En el Campeonato del Mundo de 1962, realizado en Chile, apareció el 4-3-3. En este torneo, Brasil retrasó un delantero para que cumpliera funciones ofensivas y defensivas, dándole mayor importancia a la línea media. Como respuesta al funcionamiento de este 4-2-4, apareció el 5-3-2 con el concepto de tener superioridad numérica sobre el poseedor del balón al realizar determinados movimientos tácticos y estratégicos.
Hay que mencionar que alrededor del sistema 4-2-4, aparecieron gran cantidad de variantes tácticas como el 4-3-1-2 con un enganche; el 4-3-2-1 con dos enganches y un mediapunta; el 4-5-1 con punteros rápidos que desborden y rompan el cerco defensivo del equipo rival; el 4-1-4-1 con un solo delantero y cuatro volantes con características delimitadas por el técnico dependiendo del rival; y el más utilizado últimamente: 4-2-3-1 que -a decir de muchos técnicos- es el sistema que nos permite tener en el equipo equilibrio y dinámica en defensa y ataque.
Existen otros esquemas que se utilizan eventualmente, dependiendo del técnico, por ejemplo un 4-2-2-2, 5-4-1 o 4-4-2. Los sistemas utilizados en la actualidad dependen de dos factores: de la racionalización del espacio de juego y de la distribución equilibrada y de la fácil comprensión de las diferentes misiones tácticas establecidas entre los jugadores.