Nelson Ramos: 'La vida de un arquero es solitaria'

Nelson Ramos, de D. Quito, suele  anotar goles de tiro libre y penal. Foto: EL COMERCIO

Nelson Ramos, de D. Quito, suele anotar goles de tiro libre y penal. Foto: EL COMERCIO

Nelson Ramos, de D. Quito, suele anotar goles de tiro libre y penal. Foto: EL COMERCIO

Un arquero, con un solo error, puede convertirse en el villano del partido ¿Sienten más presión por eso?

Es la posición que elegimos. Los arqueros estamos más expuestos a que hablen de nosotros cuando nos equivocamos.Cuando estamos solos recordamos el partido, las atajadas y si se cometió una falla se pasa mal toda la semana hasta que se lo pueda remediar en el siguiente cotejo. La vida del arquero es solitaria, siempre en la misma posición, siempre vestido diferente. Debemos intentar equivocarnos lo menos posible.

El Nacional los arrinconó al final del juego ¿Cómo se vive aquello desde el arco?

Eso es adrenalina pura. De un 3-0 a nuestro favor pasamos a un 3-2. Son momentos en los que el arquero debe manejar el tiempo, en los que el juez presiona, te muestran tarjetas amarillas, te pitan faltas… Se tiene que jugar con esa adrenalina, pero también con tranquilidad para calmar al grupo.

¿Le gustan esos momentos al límite?

Un golero prefiere ganar 3-0 y que le lleguen lo menos posible. Con el tiempo he aprendido de gente de experiencia como la ‘Moña’ Galvis, amigo mío, quien decía: “Entre menos te dejes ver, mejor va a ser tu trabajo”. Si estás todo el tiempo lanzándote, agarrando el balón, salvando, es porque hay problemas. En un equipo somos 11 jugadores.

Pero usted se deja ver y hasta patea tiros libres

Eso es ser diferente. En los momentos que se me requiere, atrás, hago mi trabajo. Pero, si hay un tiro libre lo intento. Por eso he realizado goles y la gente me reconoce. Son pocos los arqueros que se animan a un lanzamiento libre y esa fortuna la tuve en Colombia. Esa es una de las razones por las que guardan, en el museo de Millonarios, un espacio con mi buzo, mis guantes y mis guayos (zapatos). Eso es para mí un orgullo, porque dejé una huella.

¿Cómo empieza a patear tiros libres?

Mi saque lo aprendí de Óscar Córdoba, gran amigo. Después de eso un técnico, Daladier Ceballos -que en paz descanse- tenía un equipo en primera C y me fui a jugar allá. En Puerto Tejada el profe me dijo: “Si le pegas tan bien de volea y de piso, por qué no pateas tiros libres”. En reservas hice como 20 goles. Luego, en Deportivo Pasto, marqué de tiro libre y penal.

¿Cuántos goles lleva?

Ocho como profesional, dos de tiro libre y seis de penal. Con Pasto y Millonarios metí goles de tiro libre.

¿Cuál gol recuerda más?

El primero no se olvida nunca. Era un segundo tiempo, en el Pasto, y se dio un tiro libre. No iba a pegarle, pero un compañero levantó la mano y me animó. La pelota se fue precisa y con ese gol ganamos 1-0.

¿Le obsesiona anotar?

Me gusta, porque a veces se hace una atajada y el juego continúa. En un gol, en cambio, se puede correr, celebrar, disfrutar. Prometí a mi esposa hacer un gol en Ecuador. Hasta el momento he intentado tres tiros libres, pero los arqueros también han tenido sus méritos.

¿Quiso patear el penal ante El Nacional?

No. Quise ir junto a (Franklin) Salas porque él estaba autorizado por el profe para patear. En penales estoy más abajo en el listado de opcionados, pero si hay tiros libres desde el costado derecho estoy autorizado para pegarle.

¿Qué les recomienda a los jóvenes que quieren patear tiros libres?

A veces, en los entrenamientos, se hacen cosas maravillosas. Pero en un estadio, con gente, se puede sentir miedo y es entonces cuando uno pierde. Hay que controlar los nervios. A los compañeros más jóvenes les digo que lo intenten, con o sin gente en el estadio, porque solo así que se aprende.

¿Cada cuánto ensaya lanzamientos libres?

Cada dos días pateo unos 15 lanzamientos. Hay que ensayar permanentemente, sobre todo del lado derecho donde me acomodo mejor porque soy zurdo.

¿Qué tal su primera experiencia en el exterior?

Antes tuve opciones de ir a México, Argentina, Inglaterra, pero no dio. En diciembre del año pasado me contactaron. Tuve ofertas de otros equipos colombianos, pero quería jugar afuera. Me dijeron que las cosas no iban a ser fáciles, en la parte económica, pero yo quería venir. Estoy agradecido y feliz en el Deportivo Quito porque me estoy abriendo las puertas internacionalmente.

En el Quito atraviesan un momento difícil

Apenas se supo la noticia me contaron que el equipo tenía deudas, que tenía problemas. Pero estoy jugando, dándome a conocer y en un nuevo camino. Que los hinchas coreen ‘colombiano, colombiano’ para mí es un orgullo y un reto. La parte directiva ya hará sus esfuerzos y nosotros esperamos entregar un plus en lo futbolístico.

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