Jorge Guzmán despacha en su oficina ubicada en el centro de Guayaquil. Foto: EL COMERCIO
Este martes, Jorge Guzmán, gerente de la Asociación de Futbolistas del Ecuador (AFE), deberá comparecer ante la Fiscalía del Guayas. Él es investigado por el supuesto delito de pánico financiero, según una denuncia realizada por el presidente del club Mushuc Runa, Alfonso Chango.
De ser culpable, el directivo debería pagar una pena de cinco hasta siete años. Así lo establece el artículo 307 del Código Orgánico Integral Penal.
Esto es indiferente para Guzmán, quien reclama por las deudas que mantienen los clubes con sus agremiados, cada martes en Ecuafútbol (FEF).
“Tengo el gusto de no ser querido por los dirigentes”, es la frase que utiliza para referirse a la relación que maneja con los principales de los clubes ecuatorianos. Además de Chango, este año tuvo entredichos con Luis Noboa, Jaime Villavicencio.
Su oficina es pequeña, entre sus cuatro paredes se observan certificados de cursos internacionales, así como fotos con sus familiares. Su escritorio permanece ordenado, en la esquina izquierda tiene los documentos de la AFE y en la derecha el reglamento de la FEF.
Conoce las dos orillas de la dirigencia. Desde 1984 hasta 1997 se desempeñó como gerente deportivo de Emelec; tras su salida, ocupó el mismo cargo en Nueve de Octubre, hasta 1998. Durante ese tiempo conoció los manejos internos del fútbol ecuatoriano.
Por eso se enoja cuando los presidentes de los clubes lo acusan de ignorar la realidad del fútbol ecuatoriano.
Como gerente iba a los entrenamientos, conversaba con los jugadores y miembros del cuerpo técnico. Llevaba un registro de los domicilios de cada uno de ellos, por si se presentaba cualquier eventualidad.
Es ingeniero agrónomo de profesión y contador público autorizado, por eso no se le complicó desarrollar el cargo gerencial. Lo más difícil fue lidiar con deportistas problemáticos, como Pedro Pablo Batallas. A él lo iba a buscar a la casa, cuando no llegaba a las prácticas.
Su pasión por la AFE se inició en el 2002, cuando se fundó el organismo. Siente que el ente es como uno de sus hijos, porque se creó en su domicilio, ubicado en la avenida 25 de Julio, en el sur de Guayaquil.
Iván Hurtado, presidente de la AFE, lo describe como un hombre “en el que se puede confiar”. Ellos realizan largas charlas, donde se cuentan sus anécdotas y delinean las estrategias para el reclamo gremial.
El exdefensor central se apoyó en Guzmán cuando asumió el cargo de presidente, en el 2011. Cuenta que el experimentado dirigente le explicó la importancia del gremio y lo guió en sus primeros días.
Jesús Cárdenas conoció a Guzmán durante su paso por Emelec, y hasta ahora mantienen una estrecha amistad. El ‘Jechu’, solo tiene palabras de respeto para el directivo y lo admira por el trabajo que ha realizado a favor de los futbolistas, en estos 13 años.
Este cargo lo obligó a aprender de leyes. En eso lo ayuda su hija, Érika Guzmán, quien es abogada de profesión. Ella lo aconseja y le explica los términos que debe utilizar para defender a sus agremiados.
Tiene dos hijas biológicas y un hijo adoptivo, todos ellos son mayores de edad. Sus tres nietos son su adoración. Los pequeños lo ponen ‘chocho’. En casa olvida los problemas legales y su actitud es amorosa.
Su familia es uno de sus pilares de apoyo, para continuar con su lucha gremial. Estuvo junto a él en los momentos difíciles. Años atrás, sus detractores lo amenazaron e incluso intentaron agredirlo.