“No podemos atacar a lo loco”. La frase la repiten casi por instinto los jugadores de la Vinotinto cuando se les pregunta sobre el plan ofensivo para el partido de mañana. La coincidencia hace pensar que más que una opinión generalizada es una directriz conversada en el vestuario y que debería ser llevada a cabo una vez entren al césped del José Antonio Anzoátegui, donde Venezuela recibirá a Ecuador.
De acuerdo con esa teoría, el primer paso para ganar está entonces en la cabeza de cada uno de los jugadores, en la capacidad que tengan para controlar las emociones, como asegura Ronald Vargas.
“Debemos salir con calma, estamos de local. Ecuador es importante porque es un rival directo y lo más importante es mantener la calma y la ansiedad, porque el gol va a caer, pero tenemos que tener cuidado con el contragolpe”, describió Vargas.
Ese es el riesgo al que puede quedar expuesto el equipo si finalmente la ansiedad gana y el grupo termina atacando “a lo loco”.
Bajo esa idea, el técnico César Farías ha intentado confeccionar un once con más pasadores que regateadores, intentando perder la menor cantidad de pelotas en la transición ofensiva, evitando que Ecuador pueda explotar la velocidad de sus atacantes y hacer daño en el arco de Dani Hernández.
Pienso, luego existo
Dentro del vestuario, la idea es controlar el partido a partir de la pelota, una fórmula que no es la favorita del cuerpo técnico, pero que ya dio resultados en Asunción hace un mes.
“No podemos seguir regalando puntos, ya lo hicimos contra Chile (derrota 2-0 en casa). Hay que ir con esa misma característica que fuimos contra Paraguay, con ambición, con ganas de triunfo”, arengó Franklin Lucena.
Esa misma noche, aún en el cesped del Defensores del Chaco, Oswaldo Vizcarrondo, en unas declaraciones a un canal de televisión, explicó el triunfo a partir del cambio de concepción de un plantel que pasó de priorizar las armas ofensivas de Perú a caminar en Asunción a partir de sus propias capacidades. Para Miku, ese parece ser el camino más corto hacia la victoria. “No sólo se nos exige jugar bien si no jugar bien y ganar”.
“Confiamos en lo que somos y en lo que tenemos”, afirma Vargas, en sintonía con el portero Dani Hernández, quien es de los que cree que “debemos primero pensar en nosotros, y ya en el partido pensar en ellos”. Una señal de la intención dentro del equipo, de salir a jugar el partido con la pelota en los pies y proponiendo juego.
Una burbuja
Para preparar al plantel, el cuerpo técnico eligió Maturín para esquivar a la multitud que visitó Puerto La Cruz en el fin de semana largo. En la capital monaguense el cuadro nacional estuvo siete días, de los cuáles sólo tuvo contacto con la gente en uno. El lunes llegaron los primeros jugadores y el martes iniciaron los trabajos. Ese día le abrieron la puerta al público.
El viernes no pudieron trabajar en el estadio por la lluvia y ayer desayunaron y de inmediato tomaron el autobús hacia Puerto La Cruz. Una vez en Anzoátegui, el equipo se instaló en el Hotel Punta Palma y saludó de lejos a los aficionados. Difícilmente saldrán de la burbuja en la que el cuerpo técnico cuida al equipo.