No eran estrellas del cine, las pasarelas o la televisión pero decenas de aficionados ecuatorianos los detenían en el camino para solicitarles una fotografía.
Los esposos Claudia y Daniel Calvelo estaban encantados y a la vez extrañados en los exteriores del estadio Olímpico Atahualpa, ayer al mediodía. Sonreían y posaban amables para cada foto.
No lo podían creer, pero los aficionados locales querían tener un recuerdo fotográfico con ellos.
Ambos viven en Nueva York, EE.UU., desde hace dos décadas y por un impulso que no supieron explicar decidieron a última hora viajar a la capital para presenciar el partido de fútbol entre Ecuador y Uruguay, por las eliminatorias al Mundial de Brasil 2014.
Llegaron el miércoles en la noche y el jueves, al pasear por la avenida Naciones Unidas, compraron dos boletos para la localidad de preferencia en USD 120, cada uno, en la reventa. En el abono tenían un costo de USD 40.
Con sus boletos seguros en un hotel de los alrededores del estadio, ayer salieron al mediodía a recorrer las calles quiteñas para vivir un poco del ambiente previo al partido. Grupos de hinchas con bombos y pitos metían bulla en la 6 de Diciembre. Cientos de personas, la mayoría con camisetas amarillas caminaba de uno a otro lado, muchos de ellos buscando una entrada en la reventa. Y en medio de tantos hinchas locales, los dos esposos eran los únicos charrúas por las calles cercanas al escenario deportivo.
Ella llevaba una bandera de su país, gafas y una sonrisa inagotable. Él estaba un tanto precavido, miraba a uno y otro lado mientras traía una camiseta blanca de su selección y una gorra en la cabeza con el nombre de su país en letras doradas. Un aficionado lo notó un tanto nervioso y le aseguró que no les iba a pasar nada.
Los esposos uruguayos que viven en EE.UU. desde hace dos décadas lo comprobaron, efectivamente.
“Me siento una estrella”, decía ella entre risas mientras posaba para una de las tantas fotos que le hicieron con teléfonos celulares.
Estaban maravillados con Quito, con sus calles, sus parques y la calidez de su gente. Se decidieron a venir a última hora porque tienen amigos ecuatorianos que les contaron muchas historias y estaban felices de haber seguido ese inexplicable impulso.
Más tarde, un grupo de unos 40 hinchas visitantes llegó al estadio a eso de las 14:30. Traían camisetas, banderas, bufandas… Entre ellos estaban dos payasos con traje y peluca; un enmascarado del hombre araña con los colores celeste y blanco. Entre ellos caminaba José Vega, uruguayo de 42 años que ayer viajó desde Bogotá para apoyar a su equipo. El hincha del Nacional de Montevideo simplemente supo donde iban a estar sus compatriotas en Quito. “Es muy chico el pueblo uruguayo, todos sabemos donde vamos a estar”.
Otro hincha del Nacional, que cantaba emocionado por su selección mientras con el grupo buscaba la puerta 11 para ingresar a la Preferencia, fue Rodolfo Sajone. El ingeniero agrónomo de pelo cano estaba confiado. Estuvo hace cuatro años cuando ‘La Celeste’ derrotó a Ecuador por 2-1.
¿Qué le motivó a venir otra vez? “Me gusta Ecuador, la educación de la gente que no es común en América del Sur. Son civilizados y realmente es para felicitarlos. El ingeniero que tiene un negocio de semillas en su país estuvo también con su Selección en el Mundial de Sudáfrica.
A pesar de la derrota de ayer en la capital, él confía que los charrúas llegarán al Mundial de Brasil para buscar otra vez los primeros lugares en una cita planetaria. ‘La Celeste’, con casi el mismo equipo que jugó ayer en Quito, fue cuarta en Sudáfrica 2010.