El Manchester United quiere poner fin el domingo a una década de fracasos en el campo del Chelsea, donde los ‘Red Devils’ llevan seis derrotas y tres empates en sus últimas visitas en la Premier League inglesa, con el objetivo esta vez de arrebatar el liderato al Manchester City.
Los dos clubes de Manchester están empatados a puntos en la cabeza de la tabla, pero el City va por delante por una mejor diferencia de goles.
Al contrario que en campañas anteriores, este Chelsea-Manchester United no es el gran duelo de esta temporada en la Premier League, ya que los ‘Blues’ son sólo cuartos y cuentan con doce puntos menos que los dos primeros. La pasada temporada, el Chelsea ganó 2-1 al United en Stamford Bridge e inició una remontada fantástica que les llevó a poner en apuros al Manchester United, finalmente campeón, en las últimas jornadas del torneo. El entrenador de los ‘Red Devils’, Alex Ferguson, ha recibido buenas y malas noticias de la enfermería.
En los últimos partidos ha tenido problemas en el aspecto ofensivo, pero para esta ocasión recupera a al menos cuatro jugadores de los más creativos de su plantel, Wayne Rooney, Nani, Ashley Young y el joven Tom Cleverley, que vuelven todos ellos de lesiones.
Por contra, en la portería hay más problemas: la lesión del danés Anders Lindegaard por al menos un mes le supone un dilema, entre apostar por el inexperto Ben Amos, que jugó el martes en la victoria en Stoke, o dar una nueva oportunidad al español David De Gea, que comenzó de titular, pero que perdió la titularidad por sus malas actuaciones.
La Premier League es la última oportunidad del United de salvar la temporada, tras caer en las copas nacionales (Copa de Inglaterra y Copa de la Liga) y en la fase de grupos de la Liga de Campeones europea.
El técnico portugués del Chelsea, André Villas-Boas, no contará con John Terry, a quien la Federación Inglesa acaba de retirar el brazalete de capitán de la selección por su implicación en un caso de insultos racistas proferidos contra Anton Ferdinand. Esto evitará que el defensa tenga que dar la mano al hermano de Anton, Rio, que juega en el United.
Esa ausencia no es el único motivo de preocupación para el portugués, cuyos atacantes no están especialmente inspirados (un único gol por partido de media en las ocho últimas jornadas). El símbolo de esa falta de puntería es el español Fernando Torres, que fue traspasado del Liverpool al Chelsea hace un año por 58 millones de euros y que continúa sin justificar esa cantidad.