Eduardo Granda, DT del Imbabura, asegura que dirigir una categoría menor tiene su ventaja para proyectos largos en los clubes. Él pasó por todas las categorías.
¿Por qué se mantiene el estigma de que los técnicos de las divisiones menores no pueden dirigir al plantel principal?
Lo principal para un técnico es trabajar, mostrar sus conocimientos en un inicio, esperando esa oportunidad. Cuando se da ese chance, el técnico debe demostrar su capacidad sin temor alguno al reto. En mi caso, asumí la dirección del Imbabura convencido que tendría éxito por la experiencia que adquirí con los años. Me gané la confianza de la directiva y he conseguido resultados que nadie esperaba.
Es decir, para usted son los resultados los que sostienen al técnico sin importar si proviene de las divisiones menores …
Conmigo, el Imbabura logró su primer triunfo en el torneo 2011 sobre Liga de Loja. Desde ahí sacamos puntos ante equipos importantes, en teoría con mejor plantilla y con mayor presupuesto. Esto se debió al apoyo de los jugadores y al respaldo de la directiva. Los resultados positivos dan confianza y seguridad en un trabajo. El plantel de futbolistas vio mi seguridad en las prácticas, en la parte estratégica y técnica, por ello es el éxito que hemos tenido hasta el momento.
¿Cuánto difiere el trabajo en un equipo de reserva o divisiones menores con el principal?
Los clubes trabajan en sus divisiones menores para buscar jugadores que nutran en el futuro al plantel principal. Eso ya es conocido. Entonces, los jóvenes están en un proceso de aprendizaje. Al plantel principal llegan, en teoría, los mejores futbolistas. Con ellos solo se trabaja la parte estratégica, táctica y psicológica.
Se han dado casos de jugadores experimentados que se han negado a que un DT de las categorías menores los dirija…
Cuando ocurre eso hay que ganarse la confianza, el corazón del jugador, tener liderazgo. Esto se logra demostrando capacidad en las prácticas diarias. Sixto Vizuete, por ejemplo, cuando asumió la dirección de la Selección mayor de Ecuador, supo llegar a la mayoría del grupo, en otros casos no, pero consiguió demostrar su capacidad desde las divisiones menores. Quizá, en momentos cruciales, careció de ese toque de experiencia que hoy ya tiene.
¿Pero, cómo se gana la confianza de estos referentes, que muchas veces pueden dañar el ambiente de un camerino?
En el Imbabura no he tenido ese problema. Depende mucho del profesionalismo del jugador. Hay futbolistas que se convierten en líderes positivos dentro del camerino. Eso es contribuir al trabajo del técnico. Yo imparto instrucciones y los experimentados me ayudan a mantener ese orden por todo lo que han vivido en esta profesión.
¿La promoción de técnicos de divisiones menores a planteles principales es ideal para proyectos como el de El Nacional, por ejemplo, que permanentemente debe renovar su plantilla?
Sin duda alguna. Yo estoy capacitado para afrontar un torneo competitivo con el equipo principal en la Serie A, y a la vez, mirar a talentos que podamos proyectar para futuras campañas porque sé lo que es trabajar con chicos. De hecho, con ese propósito me contrataron en el Imbabura. Ese creo que también fue el criterio para la contratación del DT Reinaldo Rueda en la Selección. Es decir, debo saber cómo funciona y procede la categoría menor y debo saber cómo dirigir a un plantel principal con resultados positivos.
¿A la inversa, entonces, un técnico que solo ha dirigido a equipos principales no está capacitado para este tipo de proyectos que se ha vuelto una necesidad en los clubes ecuatorianos?
Quizá el mejor ejemplo de ello es Fabián Bustos, que salió del Deportivo Quito. Él solo ha dirigido planteles ya armados, pero nunca ha hecho un proceso. Es complicado encontrar respuesta en gente de experiencia como le pasó con algunos jugadores de ese equipo. Ahí se trabaja solo en lo psicológico, con el futbolista como la única y gran figura, mientras que el técnico debe ser el más humilde.
¿Todos los técnicos de las categorías menores están en capacidad de asumir el control de un equipo principal?
No todos, hay que ser claros. Depende mucho de la preparación individual, de cuánto estudie, la experiencia que haya tenido con otros entrenadores de jerarquía. Mayor éxito tendrá aquel técnico que haya jugado fútbol en una cancha, sea profesional o aficionado. En mi caso, desde 1994 hasta la fecha he dirigido en todas las categorías en los clubes y las selecciones. Fui asistente de Dusan Draskovic y de Éver Hugo Almeida entre otros. Pero sí cabe aclarar que existen especialistas en divisiones menores, técnicos que se dedican solo a la parte formativa.
¿Cómo es el trato que recibe de la directiva?
Siendo honesto, los directivos del país prefieren a los extranjeros, así tengan experiencia solo en divisiones menores. Entonces, hay que revalorizar primero el trabajo del técnico nacional. Un técnico interino también debe saber ganarse esa oportunidad.