Rousseff inaugura el tercero de los doce estadios del Mundial de 2014

La mandataria brasileña Dilma Rousseff junto al gobernador de Bahía, Jacques Wagner en la inauguración del estadio Arena Fonte Nova, el 5 de abril de 2013. Foto. EFE/ Presidencia de Brasil.

La mandataria brasileña Dilma Rousseff junto al gobernador de Bahía, Jacques Wagner en la inauguración del estadio Arena Fonte Nova, el 5 de abril de 2013. Foto. EFE/ Presidencia de Brasil.

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, inauguró hoy el estadio Arena Fonte Nova, de la ciudad nororiental de Salvador, que será una de las sedes del Mundial de fútbol de 2014 y del cual dijo que supone un "orgullo para el país".

Según Rousseff, en ese estadio los brasileños "tendrán muchas alegrías, pero también algunas tristezas, porque no se puede ganar siempre", pero ya hoy disfrutaron de su "primera conquista", con la entrega de las instalaciones en los plazos previstos.

La jefa de Estado recorrió parte de las tribunas y luego bajó al campo de juego, se dirigió al círculo central en compañía de otras autoridades, se descalzó y dio un simbólico "puntapié inicial" a un balón en medio de los aplausos de miles de obreros que trabajaron en la construcción.

El Arena Fonte Nova, que en junio próximo recibirá tres partidos de la Copa Confederaciones y en 2014 será sede de seis encuentros del Mundial, tiene capacidad para 50.000 personas, noventa palcos para invitados especiales, un restaurante panorámico y 2 000 plazas de estacionamiento.

Fue construido en dos años y medio a un coste de 591,7 millones de reales (295,8 millones de dólares) y es el tercero ya concluido de los doce estadios previstos para el Mundial de 2014.

Hasta ahora, han sido inaugurados los estadios Castelo, de Fortaleza, y Mineiro, de Belo Horizonte, y este mismo mes se prevé que serán entregados el nuevo Maracaná, de Río de Janeiro, y el Mané Garrincha o Nacional, de Brasilia.

El primer partido en el Arena Fonte Nova se disputará el próximo domingo y enfrentará al Bahía y el Vitoria, un clásico regional de alto voltaje que antes de jugarse ya provocó los primeros tumultos en las taquillas del nuevo estadio.

El pasado fin de semana, cuando se pusieron en venta las entradas para ese encuentro, cientos de aficionados se apiñaron frente a las taquillas y provocaron desórdenes que motivaron una intervención de la policía, que dispersó a los revoltosos con gases lacrimógenos.

Rousseff no aludió directamente a esos disturbios en su discurso, pero sí al partido y a la tradicional rivalidad entre el Bahía y el Vitoria e instó a los aficionados a "convivir con las diferencias".

También deseó que el primer partido en el Fonte Nova "no termine cero a cero, para que todos puedan sentir el gusto del gol y de la Copa Confederaciones", en la que aseguró que la selección brasileña "cumplirá con su papel" y se alzará con el título.

La Copa Confederaciones se disputará entre los próximos 15 y 30 de junio y congregará a las selecciones de Brasil como anfitriona, España, como campeona del mundo, y a los campeones continentales Uruguay, México, Japón, Tahití, Italia (como subcampeona de Europa) y Nigeria.

El día 22 de junio, en el Fonte Nova se enfrentarán Uruguay y Nigeria y dos días después Brasil se medirá a Italia.

El último partido de la Copa Confederaciones en ese estadio será el 30 de junio y dirimirá el tercer y el cuarto lugar del torneo, que está considerado como una previa del Mundial de 2014.

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