La final de la Copa del rey que enfrentará el viernes en Madrid al Athletic de Bilbao con el FC Barcelona está generando polémica en España por la posible silbatina y abucheos de hinchas independentistas.
Tan polémico es el asunto, que la jefa del gobierno regional madrileño, Esperanza Aguirre, pidió hoy suspender el partido para evitar las silbatinas independentistas que hubo en el pasado. “Los ultrajes a la bandera o al himno son delito en el Código Penal. No se deben consentir y por lo tanto, mi opinión es que el partido se debe suspender y celebrarse a puerta cerrada en otro lugar”, manifestó Aguirre, del conservador Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy, en declaraciones a la radio Onda Cero. Entre los aficionados del Athletic de Bilbao y el Barcelona hay un número destacado de independentistas.
Hace tres años, los dos equipos se enfrentaron ya en la final de la Copa del Rey en Valencia y entonces se produjo una sonora silbatina al himno español y al rey Juan Carlos, encargado de entregar el trofeo todos los años. “Si hay parte de los aficionados -que estoy segura de que no son todos y que hay muchos que no son nacionalistas ni separatistas ni antiespañoles- que quieren silbar, pues mire usted, el partido no se va a celebrar, así de claro”, dijo Aguirre.
En esta ocasión será el príncipe Felipe quien entregue la copa al campeón en el estadio Vicente Calderón, ya que el monarca está convaleciente de las dos operaciones de cadera a las que fue sometido tras una caída durante una cacería en Botsuana. Y se prevé una silbatina semejante a la de hace tres años, sobre todo después de que varias plataformas que exigen que el País Vasco y Cataluña tengan “selecciones nacionales” de fútbol llamaran el lunes a las aficiones del Athletic de Bilbao y del Barcelona a convertir la final de la Copa del Rey en “un día de afirmación nacional” y “reivindicar la oficialidad internacional” de las selecciones a las que aspiran durante la interpretación del himno de España.
La situación se puede además calentar porque, poco antes del partido, la ultraderecha de raigambre nacionalista española hará frente a los independentistas con una marcha en Madrid bajo el lema “Contra el separatismo, una bandera”, una manifestación prohibida inicialmente ese día por temor a enfrentamientos entre unos y otros, pero que la Justicia decidió hoy finalmente autorizar.
Vascos y catalanes se echaron hoy encima de Esperanza Aguirre, que además ni siquiera encontró apoyo entre las filas de su propio partido a su propuesta de suspender la final de la Copa del rey y celebrarla a puerta cerrada en otro lugar y en otro momento. Desde el ámbito deportivo, el presidente del Barça, Sandro Rosell, defendió que todos los aficionados barcelonistas “puedan expresar libremente sus sentimientos” el viernes.”¡Faltaría más!”, añadió. “La gente que se dedica a ciertas cosas debería preocuparse por esas cosas”, dijo por su parte el defensa del Barça Gerard Piqué. “!Es fútbol, es fútbol! ¡Ya está, no hay más!”, añadió en rueda de prensa.
Desde la política, una de las reacciones más contundentes a Aguirre llegó del gobierno regional del País Vasco, en manos de los socialistas. “Sus palabras son lamentables”, dijo la portavoz de ese Ejecutivo, Idoia Mendia, que instó a la presidenta madrileña a hablar con “sensatez” y a no mezclar “política con deporte”.
El líder del PP en el País Vasco, Antonio Basagoiti, aseguró que “vascos y catalanes se merecen jugar una final en Madrid”. Medidas como la suspensión de un partido sólo deben adoptarse “en última instancia y porque no haya más remedio. No digo que no se haga, pero en primera instancia hay que adoptar otras medidas”, dijo por su parte el presidente del Congreso de los Diputados, Jesús Posada, también del PP.
Más duras en sus reacciones fueron las formaciones nacionalistas. El secretario general del partido catalán CiU, Josep Antoni Duran Lleida, aseguró que la propuesta de la presidenta regional de Madrid está “completamente fuera de lugar” y supone un “atentado contra la libertad de expresión”. Para su compañero de partido Josep Sánchez Llibre, las palabras de Aguirre son “tonterías”.
El Partido Nacionalista Vasco (PNV) habló de “sinsentido” y “gran irresponsabilidad”. Y los socialistas vieron en las palabras de Aguirre una polémica artificial para intentar que no se hable de la grave crisis económica que atraviesa España ni de sus consecuencias. Y entretanto, el gobierno de Rajoy intenta infundir calma.
La vicepresidenta del Ejecutivo, Soraya Sáenz de Santamaría, defendió que el fútbol, como cualquier deporte, es para “disfrutar” y no para plantear reivindicaciones políticas. La polémica “ha rebasado los límites de la sensatez”, dijo por su parte el secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal, en declaraciones a medios españoles desde Quebec. “Hay que recuperar la calma”