‘¡Que Dios te bendiga!”, le dijo Édison Vega a su compañero Santiago Morales, en el túnel de acceso al camerino sur del estadio Olímpico Atahualpa, durante el entretiempo del partido entre Deportivo Quito y Olmedo.
Vega sabía que su amigo tenía opciones de ingresar en el segundo tiempo. Por eso, en el vestuario, se le acercó y lo motivó.
Morales también esperaba el inicio de la segunda parte del encuentro. Lo sabía porque Carlos Ischia, el entrenador de Deportivo Quito, le ordenó que realizara ejercicios de calentamiento cerca de la zona técnica, en los minutos finales del primer tiempo.
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El ‘Pepo’, como es conocido el mediocampista imbabureño, realizó los ejercicios cerca de cinco minutos. Pero el primer tiempo finalizó y el imbabureño debió retornar al camerino con sus compañeros para escuchar las indicaciones de Carlos Ischia.
Luego, en el inicio del segundo tiempo, su presentimiento se cumplió. Ischia le ordenó que ingresara a la cancha para reemplazar a Marvin Cortez. Morales había esperado el momento con ilusión desde hace mucho tiempo… En agosto del año pasado, sufrió la rotura de un ligamento de la rodilla. Por eso, fue operado y afrontó un largo proceso de recuperación que duró cerca de ocho meses.
Durante ese tiempo, cuenta Vega, Morales lucía ansioso por volver a las canchas. “Somos de la ‘tierrita’ (Imbabura) y por eso nos llevamos y conocemos bastante bien. Él quería volver a jugar y nosotros (los jugadores del Quito) lo animábamos constantemente”.
Hace tres semanas, el galeno Pablo Cisneros dio el alta médica a Morales. Le dijo que volviera a jugar con confianza como lo hacía el año pasado, cuando era una de las figuras del plantel.
Así, el volante se integró a los entrenamientos del equipo principal. Pese a eso, Ischia no lo convocó a los partidos del equipo principal. “Aún tiene molestias, cuando se recupere estará con nosotros”, repetía el entrenador argentino a los periodistas cuando lo interrogaban sobre El ‘Pepo’
Entre tanto, ‘Santi’ se preparó en los partidos de Reserva del Quito. Ahí, bajó la dirección de Juan Carlos Garay, sumó minutos para volver al fútbol de élite.
La espera culminó ayer y el ‘Pepo’ estaba emocionado antes de volver a pisar el césped del Atahualpa. Recibió el apoyo de la mayoritaria afición azulgrana (2 175 boletos pagados). Entre ellos Nina Ischia, hija del entrenador argentino y quien ayer estuvo en el palco del Atahualpa.
En el Quito, solo algunos tienen el privilegio de recibir sonoros aplausos. Luis Fernando Saritama, Matías Alustiza, Fidel Martínez o Luis Checa son los mimados de los aficionados. Ayer, Morales fue uno más de ellos.
El imbabureño se esforzó por volver a agradar a los seguidores azulgranas. Se dedicó a marcar en el centro del campo y a proyectar pases a los delanteros.
Eso sí, solo una vez se arriesgó a rematar al arco y su disparo salió desviado. También recibió una tarjeta amarilla, pero culminó feliz . Su equipo se impuso 2-0 al Olmedo (con anotaciones de Luis Escalada, una de penal) y él volvió a jugar. Su alegría la reflejó en su cuenta de Twitter: “El Pepo ta feliz”, escribió.