Pasaron 12 meses y dos entrenadores (Víctor Marchesini y Carlos Sevilla) para que Macará vuelva a ganar como local en el Bellavista. El pasado sábado, en el debut del DT Víctor Rigio y en una jornada donde brilló el talento de Jaime Iván Kaviedes, el equipo celeste goleó a El Nacional (4-1).
Aparte del contundente triunfo ambateño, hay un capítulo especial por el maleficio que persiguió al plantel celeste. La última vez que ganó como local, en partidos oficiales del torneo, fue el 26 de julio del 2009 (3-0 a Liga de Portoviejo, hoy en la Serie B). Desde esa fecha no logró sumar tres puntos, en el Bellavista, solo ganaba partidos amistosos y empataba o perdía los oficiales.
En toda la primera etapa del torneo, en este año, Macará tampoco logró romper esa mala racha. Por ese contexto, el partido frente al plantel militar fue de anécdotas. La principal: en un acto de fe, los celestes regaron agua bendita en el camerino antes de saltar a la cancha.
Así, con Rigió en el banco, por primera vez, los jugadores del plantel derrocharon su esfuerzo ante un exigente rival. El punto de desequilibrio fue Kaviedes. Él ‘Nine’ anotó dos goles. El primero, a los 8’, de penal y el segundo en una individualidad, a los 62 minutos.
Los otros dos tantos fueron de los delanteros Roberto Mina y Wilson Folleco. En ambos goles la pelota terminó en las redes después de rebotes. Fue un mal partido para Rorys Aragón, golero del equipo rojo.
A los errores de Aragón hay que sumar la inseguridad de su defensa. Principalmente de Javier Chila, de los militares. En el primer tiempo, cuando el equipo manejaba el balón y el marcador estaba igualado, gracias a un gol de Marlon de Jesús, pasó mal el balón y provocó que el visitante se vaya al descanso en desventaja.
En la complementaria, los dirigidos por Perdomo Véliz Hare tuvieron el balón y el dominio hasta el minuto 60. Allí apareció Kaviedes y con su habilidad desbarató a El Nacional. Dos minutos después de ese gol, Wellington Sánchez se hizo expulsar y el plantel quiteño se desarmó.
Incluso, terminó con nueve jugadores por la expulsión de Ricardo López. El marcador pudo ser más abultado, pero Macará desperdició opciones de anotar. Al final, los visitantes dejaron el Bellavista amargados por la goleada. A diferencia de los macareños que celebraron la victoria.