Ariel Nahuelpan marcó su gol para Barcelona al minuto 60 del partido ante Independiente y corrió presuroso en dirección a la tribuna. Luego, se percató que en la banca estaba su amigo argentino Damián Díaz y acudió a abrazarlo.
Con Díaz en el banco de suplentes en la cancha no hubo el show de gambetas, regates y pases ‘finos’ para los toreros. A cambio, estuvo El ‘Loco’ Nahuelpan que siempre se mostró batallador y oportuno para rescatar a su club ante Independiente del Valle.
El delantero de los amarillos “redimió” a su equipo porque Independiente se encontró con un factor inesperado al minuto nueve: Matías Oyola, capitán de Barcelona, fue expulsado por frenar un avance de Armando Solís.
La acción fue discutida con violencia por los jugadores del cuadro guayaquileño, quienes cercaron al árbitro Roddy Zambrano. Ante esto, el juez sacó una amarilla al defensor José Luis Perlaza, compañero en la zaga de Jayro Campos. Este último volvió a jugar a los ocho meses tras la rotura del tendón de Aquiles que sufrió en octubre del año pasado.
Con un jugador más que su rival, el equipo local parecía impulsado para derrotar al ‘Ídolo’. Para ello, los del Valle apelaron a Fernando Guerrero por el sector derecho.
El ‘Chiqui’ Guerrero es un jugador impredecible: puede generar peligro cuando recibe pases en profundidad, pero en ocasiones su juego se apaga y suele pasar desapercibido en la cancha.
En la primera etapa del encuentro, el ecuatoriano que se formó en las juveniles del Real Madrid mostró su mejor faceta. Y marcó una anotación de “sombrerito” al arquero Máximo Banguera.
Entonces, el panorama parecía adverso para Barcelona. Pero su mérito fue que jamás renunció al ataque. Ante la expulsión de Oyola, Michael Quiñónez retrocedió su posición en la cancha. Se juntó a Carlos Gruezo, para apoyarlo a frenar a los ofensivos del Independiente del Valle.
La estrategia funcionó. Adelante, Michael Arroyo desbordó por su zona y Nahuelpan impuso su corpulencia para enfrentarse a la defensa improvisada de Independiente. Una zaga en la que jugaron los volantes Henry León y Luis Caicedo. Ellos ocuparon los lugares que habitualmente los cubren Édgar Balbuena y Fernando León.
Así, Barcelona dio a su rival una lección de cómo generar superioridad en ataque. En el fútbol, la presión de los ofensivos puede ayudar a evitar apuros a los defensa. Eso lo hizo Barcelona.
Como respuesta, el plantel de Sangolquí apeló a la velocidad del atacante Solís, después reemplazado por Daniel Angulo. Fue una apuesta limitada y que terminó en un castigo, como lo reconoció su entrenador Pablo Repetto, al final. “Intentamos defendernos atacando. No pudimos”.
En cambio, el argentino Nahuelpan mostró su júbilo al final: apretó los puños y aplaudió a los hinchas. Pero no dio declaraciones a los periodistas. Una “locura” más.