– A esta altura, no hay duda que Emelec será campeón. Con lo suficiente, sin deslumbrar, el equipo de Gustavo Quinteros se levanta en un pedestal, por encima de la mediocridad generalizada.
– El partido ante el Quito fue la prueba. Y eso que los chullas algunas individualidades destacadas (Carini, Nieto, Colón) tienen como para resistir.
– De le que tampoco hay duda es que Universidad Católica fue un espejismo, una de esas típicas apariciones que no faltan de tiempo en tiempo, pero que no son capaces de sostenerse, básicamente porque cuentan con plantillas limitadas, lo exacto para ubicar 11 buenos titulares.
– ¡Cuánto mal le hizo a Católica la soberbia! El partido aquel en que Jorge Célico mandó “a la J” a Macará, fue un karma que no pudieron superar. Noten que el bajón comenzó desde ahí.
– Quienes elevaron al Trencito Azul a una suerte de Manchester City de la 12 de Octubre no pensaron que en el fútbol ecuatoriano hay espacio, históricamente, para 4 equipos o, en el mejor de los casos, para 5. El resto, son actores de reparto, que aparecen o desaparecen conforme pasan las temporadas. Elevar repentinamente a las alturas a un equipo emergente que, tonto sería negar, ha hecho un buen trabajo es irresponsable. La historia no se escribe con rachas de seis meses.