Luis Antonio Valencia siempre está marcado a presión por sus seguidores. Es el jugador emblema del fútbol ecuatoriano y, en los cuatro días que está en el país (llegó el lunes en la mañana), ha firmado unos 500 autógrafos y se ha tomado una centena de fotos, según sus propias cuentas.
El pasado martes estuvo en Lago Agrio, en un homenaje navideño. Habían pasado siete años desde la última vez que estuvo en su ciudad en diciembre. El cariño de la gente era inmenso, la presión por estar cerca de él también. Por ello, siempre tuvo la escolta de tres miembros del GOE.
Algo similar sucedió en su retorno desde Lago Agrio a Quito, ayer por la mañana. Valencia, su esposa Zoila Meneses y su hermana Jazmina aguardaron a que todos los pasajeros de Tame ingresaran a la sala de embarque para poder seguir el viaje. Pese al ajetreo, Valencia conversó con este Diario sobre su desempeño en el 2010.
En este año, usted consiguió dos títulos (la Carling Cup y laCommunity Shield), pero también se lesionó. ¿Cómo evalúa el 2010?
Fue un año de cosas buenas, de logros importantes como las dos copas, pero también tuve la lesión y eso me complicó. Sin embargo, creo que ha sido un buen año. Llegué al Manchester para conseguir cosas importantes y quiero seguir haciéndolo.
Las dos copas conseguidas con el Manchester son las primeras de su carrera…
Sí, y tienen un valor importante para mí. Me fui a mediados de temporada del 2005 de El Nacional y ese año el equipo quedó campeón. En los otros clubes pude conseguir nada. Ahora espero seguir levantando copas.
El 14 de septiembre se lesionó en el juego ante Rangers por la Champions. Además del dolor por la fractura, ¿sintió que su carrera estaba en riesgo?
Primero estaba preocupado por mi salud. Sentí un dolor intenso y por mi mente pasaron muchas cosas. En el hospital y posteriormente en mi casa sentí el respaldo de la gente que me quiere y eso ayuda mucho.
¿Se sintió cobijado por su equipo en ese momento?
Sin duda. Primero de mi familia que estuvo conmigo aquí (su esposa Zoila y su hija Doménica) y luego de mis padres, de mis hermanos y mis amigos pendientes desde Ecuador. También los miembros del equipo estuvieron pendiente y me visitaron.
¿Quiénes?
Todos los muchachos. A mi casa fue el capitán (Rio Ferdinand) y también estuvo el entrenador (Álex Ferguson), quien siempre me demostró su confianza.
¿Cómo es Ferguson? Desde fuera se lo ve serio y siempre masticando chicle…
Jajajá… ¡Es toda una institución en el Manchester! Va como 24 años dirigiendo al equipo. Él es serio cuando dirige, pero se preocupa mucho por el jugador. Es de esos técnicos que te va a visitar, que está preocupado de que tengas todo, que estés bien.
Manchester no contrató a nadie en su puesto, por pedido del entrenador…
Cuando me enteré de eso, me quedé muy satisfecho. Me sentí importante para el equipo.
Le faltan tres meses para volver a las canchas. ¿Aún siente molestias?
Cada vez menos. Ahora estoy en la etapa última de la rehabilitación, haciendo trotes y tratando de ponerme a punto.
Si está recuperado en tres meses, podría jugar la Copa América. ¿Qué importancia le da al torneo?
Es importante para la Selección, porque tenemos buenos jugadores y nos quedamos con la pica de no haber entrado al Mundial de Sudáfrica. Va a hacer un gran examen.
¿Cómo es la relación con el DT Reinaldo Rueda?
Buena. Creo que está haciendo un buen trabajo, está empezando un proceso largo y hay que tener paciencia para obtener los resultados. Hay equipo, eso es clave.
Hay más jugadores que se están yendo del país. ¿Qué le parecen las transferencias de Joao Rojas y Jaime Ayoví?
Se lo tenían merecido, porque son grandes jugadores. Espero que México sea un buen trampolín para que lleguen a Europa.
Pensábamos que usted iba a ser el capitán de la Tri.
No, a mí me parece bien que Walter Ayoví sea el capitán. Tiene más de 50 partidos en la Selección. Todos debemos apoyarlo.