Ni el sol inclemente ni el muñequeo en la venta de entradas ni el “oiga mira, vea, véngase a Cali para que vea”, que se desprendió de un parlante ambulante, les quitó la sonrisa a Juan Pablo Pesántez y Guido Pereño.
Estos amigos ecuatorianos arribaron ayer al estadio Olímpico Atahualpa desde Paute, a 35 kilómetros al noreste de Cuenca.
Los seguidores de la Tricolor se destacaron entre la multitud por los cánticos que interpretaron al son de un pequeño tambor y un par de platillos de metal. En apenas cinco minutos sacaron a flote sus dotes de músicos y pusieron a bailar a una decena de quiteños que llegaron al escenario deportivo para alentar a la Selección.
“Bailemos, que hoy (ayer) ganamos”, dijo Patricia Altamirano, una de las improvisadas danzantes. La mujer de 28 años llegó al estadio a las 10:00 y a las 12:00 se ubicó en la localidad de general. Un par de amigas arribaron a las 07:00 y le guardaron un lugar en la extensa fila, que empezó a moverse a las 11:00, con la apertura de las puertas del Atahualpa.
Pesántez y Pereño no contaron con la misma suerte. Antes de abandonar la sombra que les brindó un robusto árbol y de ponerse a disposición del intenso sol capitalino, criticaron los precios que ofertaban los revendedores.
“Todos saben que existe una mafia, pero nadie hace nada”, dijo con molestia Pereño.
Este fanático vio cómo a su amigo Juan Pablo le vendieron un boleto para general a USD 60, cuando el valor original era de 20. Pero lo que más les enfureció fue que después de entregar el dinero se dieron cuenta que en el boleto estaba escrita la palabra Cortesía.
El enojo en ambos aficionados estaba presente, pero advirtieron que aquello no les impediría festejar los goles de la Tricolor. Estaban seguros de que Ecuador alcanzaría una victoria.
A ese pensamiento se unieron centenares de compatriotas que llegaron al estadio.
Juan Quishpe fue uno de los proveedores de camisetas a USD 5. Para tener más ganancias confeccionó atuendos con los logotipos de la Tri y de Colombia. “Este es mi negocio”, advirtió.
Los aficionados visitantes fueron los primeros en comprar las casacas. Otros prefirieron traer la camiseta desde Colombia.
Sin ese rubro, Zuly Palacios y su esposo Alexander Medina gastaron USD 600. La pareja, oriunda de Popayán (Cauca), llegó a Quito el viernes y ayer estuvieron desde las 06:00 en el estadio. “Queríamos asegurar las boletas”, comentó Palacios, quien también pagó USD 60 por una general.
Antes de ingresar al estadio, estos hinchas se sirvieron un cebiche. Hoy regresarán a su ciudad después de conocer el monumento a la Mitad del Mundo.
Así vivió la hinchada las horas previas al cotejo clasificatorio.
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Detenidos y desmanes
Uniformados de la Policía Nacional detuvieron a 21 hinchas colombianos y a uno ecuatoriano por desmanes en el Quicentro Shopping, antes del partido entre Ecuador y Colombia.
Los detenidos tenían cuatro cuchillos, según la cuenta de Twitter de la Policía: @PoliciaEcuador.