Desde el 26 de noviembre del año pasado, Frickson Erazo es un hombre más feliz. Un día antes del último partido de El Nacional en el torneo 2010, el defensa recibió una noticia que aún lo emociona.
Ese día, el cuadro criollo estaba concentrado en Tumbaco, alistando los últimos puntos de la estrategia para medirse la mañana siguiente al Macará.
Luego de la práctica, el técnico Mario Saralegui, con su estilo paternalista, tomó al jugador por los hombros y lo separó del grupo. Ambos siguieron caminando rumbo a la zona de camerinos de Tumbaco, cuando el entrenador le realizó la propuesta.
“Te he visto jugando muy bien y te veo motivado. Eso me gusta. Por eso, quiero que desde el próximo año seas el capitán del equipo”.
Erazo, de 1, 88 metros de estatura, sonríe al recordar el ofrecimiento. “Inmediatamente le dije que sí y le agradecí por la confianza”, dice el jugador , quien el pasado viernes vestía un bividí blanco y bermudas del mismo color, a la salida del entrenamiento en el complejo.
Era uno de los momentos más alegres de su carrera y el premio a su esfuerzo, según palabras del propio jugador. Inmediatamente, tomó el teléfono y le comunicó la noticia a su padre, Rafael, y a su madre, Bellanire, quienes aún residen en su natal Esmeraldas.
“Nos emocionamos mucho por él, porque Frickson siempre quiso jugar fútbol. Sin embargo, él sabe que tiene que seguir estudiando y cultivándose como persona”, dice su madre, por teléfono.
En el entorno familiar, al zaguero le siguen diciendo ‘Paterson’, pues ese es el nombre que su madre escogió para él. Sin embargo, su deseo se frustró en el Registro Civil. Los empleados de la entidad no dejaron que llame así al primogénito de sus hijos.
Erazo o ‘Paterson’ siempre estuvo obsesionado por el balompié. Cuando tenía 16 años, logró convencer a su padre Rafael para venir a la capital a probarse. Fue aceptado en Deportivo Quito, pero su familia presionó para que regresara a Esmeraldas a terminar sus estudios secundarios.
Luego de terminar el colegio, Erazo volvió a la capital a probar suerte y esta vez pudo enrolarse a la Sub 17 de El Nacional.
Con el cuadro criollo actuó en las categorías Sub 17, Sub 19 y 20. En el 2006, cuando tenía 18 años, el técnico Éver Hugo Almeida le hizo debutar en la A. “Fue muy especial que el ‘profe’ confiara en mí. Aún hoy lo recuerdo con cariño”, dice el zaguero.
Sin embargo, Erazo reconoce que la llegada de Saralegui fue fundamental para apuntalar su carrera. Según las estadísticas de Aurelio Dávila, en la campaña 2010, el esmeraldeño jugó 31 partidos con la casaca roja: recibió cuatro tarjetas amarillas y anotó un gol contra Espoli.
“Frickson es un jugador que representa claramente esta nueva etapa de El Nacional. Es un jugador combativo y con mucha técnica. Además, tiene mucha personalidad y tiene buena llegada sobre sus compañeros”. Esa es la reflexión del DT sobre su capitán.
En tanto, Gabriel Souza, preparador físico del cuadro criollo, considera que el jugador tiene una estatura ideal (1,88) para ser zaguero, además de grandes condiciones técnicas. Sin embargo, dice que todo dependerá de que siga manteniéndose disciplinado y responsable con su trabajo.
Frickson Erazo es cristiano confeso y pertenece al grupo Atletas de Cristo. El salmo 1 de la Biblia es uno de sus lemas de vida: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni en silla de escarnecedores se ha sentado”, repite de memoria y con mucho fervor.