Corre, salta, marca, hace ejercicios forzados, levanta pesas, no siente temor por nada. Parece que Deison Méndez nunca hubiese sufrido la rotura del tendón de Aquiles de su pierna izquierda.
El zaguero central del Deportivo Cuenca volvió a la cancha y su sonrisa contagia optimismo. Él está consciente que no será fácil retomar la titularidad tras cinco meses y medio de ausencia. Incluso sostiene que para ganar confianza y recuperar su nivel, luego de una grave lesión, primero deberá jugar en el equipo de reserva.
Sin embargo, el técnico del conjunto colorado, Luis Soler, informó anteayer en su cuenta de Twitter que Méndez hizo 45 minutos de fútbol “sin ningún problema”. El partido fue el sábado pasado, con el equipo de reserva. Por lo tanto, la posibilidad de su retorno a un partido oficial está cerca.
Hoy, a las 10:30, volverá a probarse en la cancha de Patamarca, en un partido amistoso ante Deportivo Azogues, equipo que juega en la Serie B del fútbol ecuatoriano. De no presentarse ningún contratiempo, pudiera viajar a Quito para el encuentro con El Nacional, programado para este sábado, a las 10:45, en el estadio Olímpico Atahualpa.
El defensa esmeraldeño de 21 años se reincorporó la semana pasada a los trabajos físicos, técnicos y futbolísticos. Él ingresó al quirófano por la rotura del tendón de Aquiles de su pierna izquierda, registrada el pasado 18 de marzo, en un cotejo oficial de la primera etapa frente a Liga de Quito.
Su labor está encaminad a acoplarse a sus compañeros en la parte física y futbolística. La primera semana de trabajo forzado no sintió dolor en el tendón, pero sí en el tobillo ante las exigencias. “El fortalecimiento muscular lleva tiempo”, reconoció.
Según Pablo Bravo, preparador físico del ‘Expreso Austral’, con fisioterapia el jugador ha ido recuperando la masa muscular en los gemelos, donde mayor afectación tuvo. “Perdió casi 3 centímetros de musculatura en el gemelo de su pierna izquierda”, contó.
Según Vicente Brito, médico del plantel principal, Méndez también realizó labores de rehabilitación en la Casa de la Selección nacional, en Quito. Allí hizo una terapia que se llama ondas de choque, cuyo equipo clínico no existe en Cuenca. “Era para evitar problemas en el tendón”.
Brito está satisfecho porque el defensa no ha tenido ningún problema posquirúrgico, ni en la rehabilitación y posterior acondicionamiento físico. Él trabaja normalmente con el plantel y es cuestión de que tenga más minutos en la parte futbolística para que Soler lo tenga en cuenta.
Méndez quiere olvidarse de los malos momentos vividos en este año. En enero pasado Brito le detectó hepatitis A. Esa enfermedad le marginó del plantel por un mes. Luego, cuando era figura en la zaga cuencana, sufrió la lesión.
Al ex campeón panamericano Sub 17 le costó asumir el mal momento, porque fue la primera vez que soportó una lesión tan complicada. Antes sufrió un esguince de tobillo y un desgarre, pero fueron ausencias de 20 días.
El ex jugador de Liga de Quito, Espoli, Emelec, Deportivo Quito y de las selecciones nacionales juveniles supo manejar con madurez la adversidad. “El fútbol es así y hay que estar preparados psicológicamente para mantener la calma y no agobiarse”, sostiene.
Méndez cumplió la mayor parte de la rehabilitación en Quito, cuyo objetivo era estar cerca de su familia. Las seis primeras semanas fueron las más difíciles, por la inmovilización de su pierna con una bota de yeso. Dos muletas le permitían caminar, pero allí estuvo su fortaleza anímica.