Los clubes han hecho esfuerzos para contratar futbolistas extranjeros y traer a ecuatorianos que militaron en el exterior. Unos han sido más austeros, otros ambiciosos. En ese camino, los 12 equipos han presupuesto cerca de USD 55,9 (financiados por los patrocinadores y el dinero que le da la televisora incautada TC) para esta temporada. Una cifra alta comparada con los USD 53 millones previstos el año pasado. Eso es inadmisible en una economía futbolera alterada por los permanentes atrasos del pago de salarios a las plantillas, tal como sucedió en el 2013, año que quedaron debiendo USD 12 millones a los futbolistas.
Es necesario puntualizar que las contrataciones no garantizan que los aficionados asistan a los estadios para verlas. Aquí es vital la forma como los entrenadores plantearán los equipos; sus sistemas de juego deberían ser equilibrados, ofensivos, sin temores. Pero estos elementos, que se lograrán progresivamente, sí pueden convertirse en un gancho para el hincha.
Y una de los buenos augurios es que en las presentaciones de los clubes, en estos días, se pudo observar a equipos con propuestas de juego atractivas. Una muestra de aquello son Liga de Quito y Barcelona. Los entrenadores (Luis Zubeldía y Carlos Ischia) de esos equipos se han propuesto moldear estilos con las actuales plantillas. Y ojalá que lo logren porque la historias de estos clubes así se los exige.
¿Podrá ser un campeonato competitivo? Eso dependerá exclusivamente de la forma como se vayan dando los resultados y de la entrega de los futbolistas. También es necesario inducir a los árbitros en una mecánica de colaboraciones permanentes con sus asistentes de líneas para que no se repitan errores que terminaron favoreciendo a algunos equipos.
Eso contrastará con los preparativos de la Selección que irá al Mundial de Brasil, torneo que también será un competidor.