Si los argentinos tuvieron su cortocircuito en la Copa América con la ya famosa recriminación de Nicolás Burdisso a Lionel Messi (“Pendejo, la última pelota se corre”, le habría dicho tras el partido ante Colombia), los brasileños también entraron en las últimas horas en un escenario similar de recriminaciones internas.
“Somos un equipo, no dos o tres jugadores que van a hacer la diferencia”, “Hay que jugar un poco más serios”, “La Selección no es una vitrina”, “El escudo, que está adelante en la camiseta, es más importante que el nombre del jugador, que está atrás”, “Hay que jugar sin pelota y marcar un poco más” y “Es fundamental demostrar más seriedad y compromiso” fueron algunos de los mensajes públicos que el capitán Lucio les envió hoy a sus compañeros de equipo.
El defensor del Inter, de 33 años, hizo todos estos cuestionamientos en el lugar en el que los jugadores suelen callarse: una conferencia de prensa retransmitida en vivo por 100 periodistas.
Sin embargo, Lucio llegó a la sala convencido de quebrar todo tipo de protocolo: dejó en claro que no soportará más divismos individuales que perjudiquen a la selección. Las alusiones críticas de Lucio, que no dio nombres propios pero parecieron estar dirigidas a los más jóvenes del plantel, tuvieron un doble contraste cuando Ganso se sentó al lado del defensor durante la conferencia.
Al mismo tiempo en que el capitán pedía más responsabilidad y seriedad, el joven de 21 años miraba para otro lado. También fueron incómodas las consultas periodísticas al número 10 de la selección y Santos.
Hace dos partidos, Ganso era elogiado como el heredero futbolístico de Pelé en su club y en Brasil. Pero hoy, después de que no haya brillado contra Venezuela ni Paraguay, le preguntaron si no le estaba pesando la número 10. “No, no, a mí me parece que no me pesa. Pero sé que es una responsabilidad”, respondió Ganso, a quien también lo consultaron sobre la relación entre los jugadores más experimentados y los más jóvenes.
El periodista que hizo la pregunta pareció sospechar de una brecha interna entre ambas generaciones. Neymar, el propio Ganso y Pato quedaron bajo observación después de los dos primeros partidos, en los que ninguno de los tres convirtió al menos un gol.
Brasil estuvo en los últimos días de reunión en reunión. A la que el entrenador Mano Menezes confesó que mantuvo con Robinho para explicarle por qué perdió la titularidad tras el primer partido, en las últimas horas les siguieron otras entre los propios jugadores. Según contó hoy el mismo Lucio, el capitán se reunió con otros futbolistas experimentados para tratar de determinar por qué Brasil no es “Brasil”.