‘Román, no estamos preparados para la separación”, estaba escrito en una tela en la terminal aérea de Buenos Aires. Esto sucedió a la llegada de Boca a Buenos Aires.
Pocos hinchas fueron a apoyar al plantel que perdió la final de la Copa Libertadores y que, además, absorbió un trago con la noticia de la despedida de Juan Riquelme de Boca Juniors.
Para Boca, la decisión representa el fin del ciclo de uno de sus jugadores más emblemáticos y parte de esa generación dorada que ganó cuatro de sus seis títulos internacionales.
De los pies y del cerebro de Riquelme, el cuadro ‘xeneize’ levantó tres Libertadores (2000, 2001 y 2007) y una Intercontinental (2000). Ya en el equipo solamente quedan Sebastián Battaglia y Clemente Rodríguez, pero la marca de Riquelme, el que pisaba la pelota y tenía una visión panorámica del juego, será una ausencia difícil de llenar.
No anunció su retiro definitivo; esa es una decisión que tomará junto con su familia. Sin embargo, reiteró su deseo más profundo y que sostenía desde hace mucho tiempo atrás: comer tranquilamente “un asado con los amigos”.
De darse el retiro, que es lo que muchos ya comienzan a asumir, el “vacío” y el no tener “nada para dar”, fundamento de su decisión, deja también un vacío en el fútbol argentino. Podría significar el fin de algo que en estas tierras consideran su identidad: el enganche, el número 10, que dio lugar a apellidos legendarios como Sívori, Rojas, Bochini, Alonso, Maradona, entre otros.
“El fútbol argentino se queda vacío de jugadores de talento. Ya no quedan más”, dijo el periodista de TyC Sports, Horacio Pagani, uno de los fervorosos apologistas del volante.
Ricardo Bochini, el gran conductor de Independiente de los 70 y 80, considerado hasta antes del aparecimiento de Messi el mejor argentino después de Maradona, expresó que mantiene “la esperanza de que algún día aparezca otro”.
“La verdad es que en el fútbol argentino ya no hay jugadores que funcionen de enganches ni aquellos con la mirada del campo que tiene Riquelme. Son jugadores que hacen mucha falta. Y si no lo creen, fíjense en España, que juega con dos 10: Xavi e Iniesta, y es un equipo poderoso”, afirmó a este Diario.