La derrota que sufrió Emelec en su casa no significó que su hinchada dejara de alentar al conjunto eléctrico: no lo hizo ningún momento. Los más férreos seguidores del ‘Bombillo’, la barra de la Boca del Pozo hizo ayer lo que la ha hecho ya famosa: alentar a su equipo durante todo el encuentro a todo pulmón.
La Boca del Pozo es la hinchada más bulliciosa. La barra eléctrica permanece de pie, saltando, blandiendo banderas y agitando frenéticamente los brazos.
Sus miembros, como en cada partido, fueron los primeros en llegar ayer al estadio George Capwell, en el centro de Guayaquil. La fuerza de sus cánticos se sintió la tarde de ayer, pese al gol que marcó el Deportivo Quito a los 29 minutos del primer tiempo.
Aunque llegó temprano, el breve silencio por el inesperado gol no bajó los ánimos. Los gritos no desmayaron: “¡Hay que cantar con más fuerza si vamos perdiendo, eso se llama cabr… tener sentimiento!” gritaban desde las graderías de la general de la av. Quito, su tradicional zona de concentración en el Capwell.
Poco antes del inicio del cotejo, un humo azulado brotó de entre la barra e inundó inmediatamente todo el ambiente. Los gritos subían de decibeles. “Griten chu.. que hoy vamos a ganar!”, se escuchaba cada vez que empezaban a decaer los cánticos.
Mariuxi Matute, estudiante de Derecho de la Universidad Estatal, escurría su menudo cuerpo entre un grupo de hinchas, descamisados todos, al igual que su novio, a quien abrazaba con fuerza. “Acá siempre me cuidan… mientras grite fuerte”, decía, vestida con una ajustada camiseta con un nudo en el ombligo.
La general de la av. Quito estuvo a reventar, como era de esperarse. El ruido de los tambores retumbaba con mayor fuerza mientras progresaba el partido.
Las puertas del Capwell se abrieron luego del mediodía, pero a esa hora ya había en el interior una parte de la barra de la Boca del Pozo alentando a los que permanecían afuera, soportando un sol que no respetó a nadie.