El peso de ser anfitrión ha generado mucha carga emocional en el equipo argentino, que hace 18 años no gana la Copa América. De hecho, la Selección absoluta no ha levantado trofeos de ninguna clase desde el torneo de Ecuador, realizado en 1993.
El DT Sergio Batista ha intentado reducir la presión al proclamar que, aunque sería importante, su prioridad no es triunfar en la Copa América sino tener éxito en las eliminatorias al Mundial del 2014, en Brasil.
Esto, en opinión de Andrés Prestileo, columnista de La Nación de Buenos Aires, ha generado una paradoja: obtener la Copa le reportará a la Argentina una gratificación menos intensa que la frustración que le significaría perderla. Pero, de todos modos, es asunto de orgullo evitar que Brasil – o cualquier otro conjunto- se dé el gusto de dar la vuelta olímpica en el Monumental.
El equipo argentino, al igual que casi todas las selecciones sudamericanas, afrontará su primera competencia oficial desde el Mundial del año anterior, cuando la albiceleste estaba dirigida por un Diego Armando Maradona que acaparaba las cámaras por sus polémicas frases. Argentina cayó eliminada en cuartos de final, luego de caer por 4-0 ante Alemania.
El actual estratega, Sergio Batista, carece del nivel de provocación del ‘Diez’ y transmite mucha más seriedad. No obstante, se juega gran parte de su crédito para el futuro en lo que pueda hacer en la Copa.
Plantilla hay para ser campeón. Además de contar con Lionel Messi, están jugadores como Javier Mascherano (Barcelona) y Angel Di María (Real Madrid).