El arbitraje para mí es un trabajo y una fuente de ingreso para mis gastos personales y los de mi familia. Esto demuestra que hay varias formas de salir adelante y conseguir el sustento diario y evitar que la gente caiga en malos caminos.
En este oficio llevo dos años y considero que me falta mucho por aprender en la vida y en el arbitraje. Pero trabajar con instituciones educativas me ayuda a seguir dentro de los procesos educativos, para nutrirme de las nuevas experiencias.
Nuestro objetivo como jueces dentro del campo de juego es impartir el conocimiento de las 17 reglas del fútbol, pero no siempre es fácil. La falta de infraestructura de las ligas barriales y la poca colaboración de algunos futbolistas antiguos, entorpecen el proceso de formación deportiva, que se intenta fomentar.
En dos meses voy a seguir el curso de arbitraje profesional y eso me va a permitir crecer en lo laboral y poder así aportar con mis conocimientos en la sociedad. Digo esto porque estaré mejor preparado para ejercer mi trabajo y para poder guiar a la gente joven en esta profesión.