Las selecciones de Alemania e Inglaterra se verán las caras hoy (09:00), en Bloemfontein, por los octavos de final, en un superclásico sin posibilidad de error, que llega muy pronto para los dos equipos europeos. La única preocupación de Fabio Capello, técnico de Inglaterra, podría ser solo la hasta ahora baja forma de Wayne Rooney, la gran estrella del equipo. El técnico alemán Joachim Löw, en cambio, tendrá que prescindir por un desgarro en el abdomen del delantero Cacau, que sustituyó al suspendido Miroslav Klose en el partido ante Ghana. La buena noticia parece ser la recuperación del volante Bastian Schweinsteiger, clave en la medular del equipo, y del lateral Jérome Boateng. Ambos jugadores, que terminaron con molestias el encuentro ante los africanos, volvieron ayer a entrenarse con el equipo. El volante del Bayern Múnich padeció una molestia en el muslo y el lateral, que fichó por el Manchester City, sufrió de un problema similar en una pan-torrilla. “Un 90% de buena salud no es suficiente”, así comentó sus dudas Löw, quien confía en un esfuerzo máximo de sus jugadores en el clásico entre dos campeones mundiales. En Bloemfontein, sin embargo, la historia puede pesar mucho más que los últimos resultados. Este partido será la tercera vez que ambas selecciones se encuentren en los últimos 20 años, tras la primera fase de un gran torneo internacional. Los ingleses sucumbieron dos veces ante su gran rival en la tanda de penales, tanto en el Mundial de 1990 como en la Eurocopa de 1996, celebrada en la propia Inglaterra. Y en ambas ocasiones Alemania ganó finalmente el título. Hay que retroceder mucho más en el tiempo para encontrar una victoria inglesa en un torneo de ese tipo: en 1966 los ingleses se hicieron además con la gloria tras batir a Alemania por 4-2 en el estadio de Wembley, en la gran final del Mundial inglés