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Quienes estamos inmersos en el fútbol sabemos de la existencia de dos sistemas de juego: la marcación individual y la marcación zonal.
El sistema de juego viene determinado por una dimensión estática y una dimensión dinámica. Por dimensión estática se entiende al sistema de juego que representa el modo de colocación de los futbolistas sobre el terreno de juego, y por dinámica, a las diferentes tareas tácticas distribuidas entre los jugadores que componen el equipo en el campo de juego.
En 1870, la mentalidad ofensiva aplicada consistía en llevar el balón al campo rival con los 10 jugadores al ataque e intentar defender el arco con poco sentido de solidaridad.
Esto dio pie a una gran innovación táctica donde el sistema de juego empezó a constituirse con tres líneas: defensa, intermedia y atacantes (1-1-8). Los jugadores desequilibraban al adversario a través de acciones individuales y fuerza física.
Luego, se cambió al sistema 1-2-7 para apoyar al defensa con dos medios y siete delanteros.
El desarrollo del sistema de juego en el fútbol lo protagonizaron los holandeses, distinguiéndose de la distribución de los ingleses por colocar entre el portero y los seis atacantes, dos defensas y dos medios (2-2-6).
El aparecimiento de la ley “fuera de juego” (1925) obligó a modificar el sistema y apareció la WM que es el 3-4-3. Este sistema expresa el sentido exacto de la superioridad del juego colectivo sobre el individual, de allí que constituye una etapa clave en la evolución del carácter racional y reflexivo del fútbol.
Hebet Chapman, entrenador del Arsenal, fue el responsable de coronar este sistema a través de sus éxitos. Apareció luego la línea de cuatro defensas en 1930 con el cerrojo suizo 4-3-3 (1-3 / 2-1 / 3) y obtuvo excelentes resultados.
También se atribuye la paternidad de ese sistema a Alejandro Scopelli, entrenador del Belenenses de Portugal (1939) y su sistematización al técnico austríaco Karl Rappan.