Leandro Simbaña, fisioterapeuta de El Nacional, en el complejo de entrenamientos de Tumbaco. Foto: EL COMERCIO
El fisioterapeuta de El Nacional, Leandro Simbaña, es conocido por los piques de velocidad que realiza durante su trabajo. Cuando el árbitro lo autoriza y hay un jugador criollo caído, el corre velozmente para atender al deportista golpeado. Luego, regresa al banco de suplentes con la misma velocidad. “En la cancha estamos a mil por hora, pendientes para ir lo más pronto posible a atender al jugador que cae”.
Esa particularidad de correr más rápido que otros ha atrapado la atención de jugadores, árbitros y de los hinchas que en los cotejos del ‘Bitricampeón’ no solo esperan los goles de Christian Lara o las atajadas de Adrián Bone. Sobre todo en el Atahualpa, muchos se preparan para observar los piques de este ‘correcaminos’, que bien podría ser llamado el Usain Bolt de los fisioterapeutas.
Lo cierto es que este quiteño de 40 años, padre de familia y que tiene su consulta particular en Cumbayá, siente pasión por su trabajo y por el atletismo. Cuando tiene tiempo participa de carreras pedestres y tras las prácticas en Tumbaco, mientras los jugadores se estiran, él aprovecha para trotar por el campo de juego.
Los piques empezaron en la época del entrenador colombiano Jorge Luis Pinto, quien guió al club en el 2010. El DT, quien ahora dirige a la selección de Honduras, tenía la costumbre de solicitar al médico del club que entregue ciertas indicaciones a los futbolistas, como marcar en zona, atacar por la izquierda… “El profesor Pinto, al ver que yo corría rápido, me decía que vaya ida y vuelta… eso hizo que me quede con eso y luego se me hizo costumbre… A muchos hinchas les gusta esa compenetración con el equipo, esa forma de trabajar. Incluso me han felicitado por Facebook… dicen que pongo corazón por la camiseta… somos parte de un todo y ponemos nuestro granito de arena”.
Sin embargo, esa forma de correr velozmente por el borde de la cancha también le ha valido expulsiones. En más de una ocasión los árbitros han llegado al camerino en el entretiempo para expulsarlo. “Alguna vez, novatamente cuando empecé, me expulsaron por ingresar al campo de juego sin autorización… otras veces me han dicho que hago mal mi trabajo, que atento contra el espectáculo… nunca lo he entendido”.
Él asegura que su forma de proceder es simplemente para atender pronto, bajo la guía del médico Marcelo Gallardo, al deportista caído. Siempre corre con un maletín de primeros auxilios donde lleva pomadas, espray analgésico, gasas, esparadrapos, mentol, curitas…
¿Hincha de qué equipo?
“De El Nacional, ya son 18 años que estoy con la roja. Antes, la verdad, no era apegado al fútbol, aunque debí serlo de Aucas porque mi padre, Gustavo Simbaña, fue defensa… mi padre, cuando jugamos contra Aucas, siempre está con el corazón dividido… Respeto y quiero mucho a esta institución, la he defendido y seguimos acá…”, dijo el hombre de los masajes que ingresó al club para realizar unas pasantías con las divisiones formativas y que desde entonces es parte del club militar.