El fracaso de la Sub 20 en el Mundial de Corea del Sur es el resultado de la forma cómo se ha administrado el fútbol en los últimos años.
Abolir la obligatoriedad de que un juvenil participe 45 minutos por partido, en la Serie A y B, y hacerla opcional alteró el objetivo de que aparezcan nuevos talentos.
Los que participaron en el Mundial Sub 20, en su mayoría, juegan en Reserva, profesionalmente lo hacen en ocasiones y otros ni siquiera son citados para estar en la banca.
Es necesario recurrir a métodos que antes daban resultados y que fueron abolidos para satisfacer políticamente a dirigentes de clubes. A eso se agrega que los futbolistas que estuvieron en el Mundial carecieron de una guía adecuada. Pecaron de un exceso de confianza. Se sintieron campeones mundiales sin jugar un partido-así lo afirmaron antes de viajar-. ¿Cuál fue el aporte del cuerpo técnico de la Selección mayor que gana un excesivo salario? Fue mínimo porque sus integrantes fueron obligados a involucrarse por la Comisión de Selecciones.
La Ecuafútbol tiene que volver a poner en debate la inclusión del juvenil en la cancha porque es la única forma que aparezcan los talentos que reemplacen a ‘Toño’ Valencia, Christian Noboa y otros. Supeditarse a que técnicos y directivos de los equipos, con ciertas excepciones, lo hagan, es una utopía.