La jornada premundialista del martes 28 fue triste y vergonzosa. Triste en la cancha por la derrota ante Colombia y vergonzosa por lo que sucedió en las gradas y en los exteriores del Atahualpa.
La Selección fue un equipo sin brújula producto de la pésima conducción de un técnico cómodo, arrogante e incapaz. Estamos fuera del Mundial y dejemos de mentirle a la gente.
Sin embargo, lo más doloroso fue la pésima e irresponsable organización que puso en peligro la seguridad de hinchas del fútbol, de gente inocente que fue a una fiesta y terminó en medio de una bomba de tiempo que pudo terminar en una enorme tragedia.
La Federación Ecuatoriana de Fútbol deberá explicar por qué no organizó una venta diferenciada de boletos; por qué no designó con antelación espacios para locales y visitantes pues la negligencia directriz provocó incidentes en diversos sectores del estadio.
Para completar tan aberrante jornada para el fútbol, grupos de delincuentes confundieron el estadio con un descampado marginal para ofender, estorbar y agredir amparados en el anonimato de una agrupación política. Y parte de esta turba agredió a la comitiva del candidato Guillermo Laso cuando abandonaba el estadio.
La Secretaría de Seguridad del Municipio de Quito debe exigir un informe y sancionarla irresponsabilidad de los dirigentes de la Ecuafútbol y la Asociación de Fútbol no Amateur de Pichincha (AFNA) para organizar bien un espectáculo.
La mágica alegría del fútbol se transformó en una pesadilla violenta por culpa de dirigentes incapaces. Lamentable, vergonzoso y repudiable.