‘Esa pasión que genera euforia, rompe el silencio y hace que los cuerdos como yo la perdamos, originó que emprendamos vuelo para vivir un Gran Premio de la Fórmula Uno.
Cuando tenía cerca de 7 años en la casa arrendada que vivía en Latacunga, veía los resúmenes de la F-1 que transmitía Pascal Michelet en su programa ‘Sobre Ruedas’. Desde esa ocasión, no recuerdo haberme perdido alguno de ellos y así fue como me enganche en el mundo de los motores.
Niki Lauda, Emerson Fitipaldi, Alan Prost, Ayrton Senna, Hakinenn y Kimi Raikkonen han sido los héroes que he tenido en su momento y también las causas de muchas madrugadas para verlos en acción. Esa ansiedad era frecuente los fines de semanas.
¿Pero qué sentido tiene el ver un montón de carros dando vueltas en un mismo sitio? ¿Cuál es el deporte en esto de manejar un carro? Preguntas frecuentes que tienen muchas respuestas. En este testimonio, ahora que estoy en Sao Paulo, en el circuito de Interlagos, puedo empezar a desglosar esos capítulos. Puede ser la velocidad, el olor a gasolina quemada, el sonido; la “sinfonía de motores”, como decía Michelet, ese contacto con la perfección y sutileza, el poder dominar un motor de 700 caballos y llevarlo a 17000 vueltas por minuto, y 300 km por hora; cambiar cuatro ruedas, llenar el tanque de combustible y modificar reglajes del auto, en apenas 7 segundos (cuando se lo hacía) y ahora ver como en 2,1 segundos cambian llantas y mandan al piloto de vuelta a pista.
Un piloto de la F1 tiene 1 hora y media de concentración total, pierden en promedio 7 libras de peso en una carrera y su corazón late entre 150 y 200 pulsaciones por minuto durante todo ese tiempo. ¿Eso es deporte? “Claro que sí, para mí lo es”.
En el aeropuerto de Sao Paulo dice en portugués: “Nao dá pra explicar o que a gente sente pela Fórmula 1: Só dá pra sentir”. Eso significa: “No se puede explicar lo que la gente siente por la Fórmula 1: Solo se puede sentir” y luego en Interlagos Schumacher devela lo que llevará en su casco este fin de temporada: “La vida es pasión, gracias por compartir la mía”.
¿Pasión? Seguro que sí”.