Entrando por la calle Francisco de Orellana, en el sur de Guayaquil, hay un pasaje enlodado sin nombre que conduce al complejo de Los Samanes. En la primera entrada está la cancha del club de Primera con césped natural en buen estado. Al fondo, está la cancha 2, dividida con cerramientos.
Ese es el sitio donde se entrenan las formativas, con un panorama distinto a sus vecinos, que también disponen de piscina y gimnasio.
El invierno que azota al Puerto Principal hace que las prácticas sean más complicadas para los 35 chicos que se entrenan en la Sub 18 con la ilusión de ascender a la categoría de élite.
Los muchachos tienen una cancha fija, no alternan como lo hace el equipo profesional, que se acomoda en otros lugares para entrenar cuando llega el mal tiempo.
Los juveniles tienen presupuesto limitado y pagar otro lugar para practicar es imposible.
“Hay que acomodarse con lo que hay. Lo importante es trabajar para cumplir los objetivos”, contó Bryan Ruiz, un joven de la Sub 18.
Su compañero Juan Salas, defensa del club, coincide en que trabajar en esa cancha en malas condiciones, “es complicado”.
En el entrenamiento del pasado miércoles, él estaba empapado de lodo y agua, al igual que el resto de sus compañeros. Pero eso no le impidió sonreír y esforzarse para ganarse un puesto en el equipo que dirige el DT Rómulo Sotomayor.
El DT cuenta que apenas poseen 15 balones y que cada futbolista lleva su propia indumentaria.
La realidad de los juveniles cambió en el ‘Ídolo’ Desde hace dos meses entrenar se convirtió en una tarea placentera para los chicos de la Sub 18. Ahora lo disfrutan. La dirigencia de Barcelona incorporó a Rafael Piscitello, ex PF y asistente técnico de Liga de Portoviejo, con la intención de organizar el trabajo en las divisiones formativas.
En los gramados alternos de la Ciudad Deportiva Pérez Perasso, los chicos de esa categoría viven una realidad distinta a la de años atrás. Este sitio se ha convertido en el mejor lugar para entrenar.
Ya no tienen que sortear el mal tiempo, canchas en mal estado y ahora cuentan con un sitio fijo para bañarse, cambiarse y trabajar.
“Me encontré con una realidad triste, yo trabajé años atrás como preparador en el club y el tema de las menores siempre fue un poco relegado”, contó Piscitello.
En esas canchas, los jóvenes trabajan contentos y con las comodidades que antes eran un lujo. “Las canchas son buenas. El equipo nos da uniformes, agua y un lugar para trabajar”, contó Julio Fuente, volante Sub 18 que se entrena en el club desde el 2010.
Con él coincide su compañero, Andrés Alay. “Las canchas son lindísimas. Ahora tenemos un lugar fijo donde entrenar, antes íbamos a otros sitios como Fedenador y Asoguayas”, contó el volante.
En las practicas hay buen ambiente. Gerson Cedeño, quien ya fue promovido a Primera, dice que el ‘Barce’ se preocupa por ellos.
Pero Piscitello afirma que a pesar de que las condiciones mejoraron, aún hay trabajo por hacer. La infraestructura es tema pendiente, al igual que los salarios impagos.