El zaguero guayaquileño tiene la ilusión de ser convocado a un partido de la Selección ecuatoriana. Foto: Gabriel Proaño/ EL COMERCIO.
A principios del año, Fernando Pinillo había decidido dejar el club Emelec. El defensor se sentía inconforme porque entre el 2013 y 2014 no disputó ni un solo partido con el conjunto guayaquileño, que entonces dirigía Gustavo Quinteros.
El presidente del club, Nassib Neme, habló con el futbolista cuando se enteró de su malestar. El directivo le comentó sobre la llegada de un nuevo estratega para el resto del año. Entonces, tras la conversación con el directivo, Pinillo decidió quedarse en el club, del que se confiesa hincha.
“Siempre lo digo. Fui el más feliz con la llegada del profesor (Omar) De Felippe. Me ha dado confianza y trato de retribuirlo en la cancha”, contó el zaguero, de 24 años, quien -en los últimos tres cotejos- hizo dos goles.
Uno de ellos, el más recordado, fue ante Liga de Quito. El otro lo marcó ante Deportivo Quito. La anotación ante los albos llegó en el minuto 91 del cotejo y le arrebató el invicto al cuadro blanco, en el torneo.
Pinillo cuenta que su relación con De Felippe es fraterna. Suelen conversar durante las prácticas y antes de los partidos. En ocasiones, ‘se gastan’ bromas. Por ello, el futbolista, dice sonriente que sus compañeros lo califican como ‘el engreído’ del estratega gaucho.
El zaguero recalca que su tanto ante LDU fue especial. Antes de ese cotejo, en el camerino, les dijo a sus compañeros que marcaría. Tenía confianza en sí mismo, pues ya había marcado ante los azucenas en los partidos del Campeonato de la Reserva y Sub 18.
Sus dos conquistas de este año nacieron de jugadas con balón detenido. Este tipo de acciones se practican durante los entrenamientos del plantel.
Pinillo suele quedarse en el complejo de los Samanes luego de los entrenamientos con el propósito de mejorar su juego aéreo. Él recepta los centros de Marcos Mondaini, Óscar Bagüí y Fernando Giménez. Ellos practican para aprovechar su precisión en los pases.
El guayaquileño llega y se va del complejo los Samanes en taxi o en bus. Aún no tiene auto propio y, en ocasiones, aprovecha para que alguno de sus compañeros le dé un ‘aventón’. Ellos lo acercan hasta su domicilio, ubicado en el Guasmo, en el sur de Guayaquil.
“Es un muchacho sencillo y respetuoso. Lo he visto crecer en el equipo y es bueno que mantenga los pies sobre la tierra”, contó Sócrates Intriago quien es uno de los encargados de resguardar los portones del complejo de los Samanes.
El jugador llegó al cuadro eléctrico cuando tenía 12 años y su primer entrenador fue Rolando Simisterra. Cumplió toda su formación en el conjunto eléctrico. En el segundo semestre del 2013 fue prestado a la Espoli, que disputaba el torneo de la Serie B.
Jorge Guagua es uno de los jugadores con quien tiene mejor relación dentro del camerino. El ‘Patrón’ lo aconseja antes de los partidos y lo ayuda a corregir errores. “A veces se apura y hay que bajarle las revoluciones”, contó el zaguero.
Guagua advierte que se siente seguro cuando comparte el puesto con Pinillo. “Es un jugador que se deja ayudar”.La aspiración del joven zaguero es lograr un título con Emelec. Aunque su nombre constó en la plantilla que logró el último bicampeonato, él es consciente de que no aportó en esas temporadas.
“Ser campeón es una alegría inmensa a nivel grupal”. También quiere llegar a la Tri.