Williams y Ferrari evidencian grandes avances, pero Mercedes es favorito.
La edición número 66 del Campeonato Mundial de Fórmula 1 iniciará mañana en Australia, en medio de la tradicional incertidumbre sobre el progreso de los equipos respecto del año anterior y su verdadero potencial en relación con el campeón reinante.
Como se sabe, las pruebas de la pretemporada, que este año tuvieron lugar en los circuitos españoles de Jerez y Cataluña, no suelen revelar la verdadera situación de las escuderías en cuanto al desempeño, sino que son utilizadas principalmente para que los equipos acumulen kilómetros que favorezcan el acoplamiento entre los diferentes componentes de los monoplazas.
Por ello, los aparentemente buenos resultados de Ferrari sobre la pista de Montmeló, por ejemplo, no pueden ser interpretados como tales mientras no estén acompañados de buenos resultados en las carreras, y en pistas que presenten condiciones variadas.
No obstante, tras seis años sin conseguir un título y con el sabor amargo que dejó la salida de Fernando Alonso al final de la temporada pasada, en el equipo de Maranello hay un aire de optimismo que se complementa con la llegada de Sebastián Vettel, quien buscará su quinto título de pilotos y el número 17 para el constructor italiano.
Para este año los pilotos deberán ser más cuidadosos con los motores, pues solo dispondrán de cuatro para las 20 carreras.
Los ‘tests’ en España también confirmaron el progreso del equipo Williams, que el año pasado terminó convertido en la segunda fuerza de la F1 detrás de Mercedes. De hecho, sus directivos aspiran a que las mejoras se traduzcan en al menos un par de victorias este año, lo cual devolvería a la escudería británica al escalón más alto del podio en más de una década.
Red Bull, por su parte, experimentó varios problemas de fiabilidad en los ensayos, pero pudo acumular muchos kilómetros que le sirvieron para evaluar sus fortalezas y debilidades de cara al inicio de la temporada.
La escudería austríaca basa sus posibilidades en dos pilares: la continuidad del genial Adrián Newey como director de diseño del monoplaza, y el ascenso a piloto número uno del australiano Daniel Ricciardo, quien en su primer año en el equipo sumó tres victorias y batió a su laureado compañero y campeón vigente, Sebastián Vettel.
McLaren podría convertirse en la gran decepción de inicio de año. Después de cumplir muy pocos kilómetros de pruebas en la pretemporada debido a problemas de fiabilidad con el nuevo motor Honda, Eric Boullier, director deportivo del equipo, admitió que el inicio de la temporada será complicado.
A ello se suma el extraño accidente que el recientemente fichado Alonso sufrió en Montmeló, a causa del cual no participará en la carrera inaugural de la temporada 2015 por recomendación médica.
Como han reconocido los más altos directivos de la escudería británica, la flamante asociación con el motorista japonés es de largo plazo y las victorias tal vez tarden un poco en llegar.
Esa no es una buena noticia para Alonso (33) ni para su compañero Jenson Button (35), dos de los pilotos más experimentados y también más veteranos de la F1 actual, a quienes no les queda mucho tiempo para estar en su mejor forma y pelear por otro campeonato.
Cierto es que McLaren y Honda establecieron una asociación que dominó la F1 entre finales de los años ochenta y principios de los noventa, pero las condiciones actuales representan un inicio desde cero en el que los éxitos de hace más de 20 años no sirven como base y tampoco como referencia.
Para Mercedes, el panorama sigue siendo el mejor, como el año pasado. Tal vez no logren sacar tanta ventaja respecto de sus rivales en cada carrera, pero todo apunta a que Lewis Hamilton y Nico Rosberg seguirán comandando las acciones sobre el asfalto.
En cuanto a los cambios reglamentarios previstos para este año, hay tres que son los más relevantes. El primero tiene que ver con una mayor durabilidad de los motores, pues este año cada piloto solo podrá disponer de cuatro para afrontar las 20 carreras, y no de cinco como era en el 2014.
El segundo es que los pilotos no podrán cambiar el diseño de sus cascos en el transcurso de la temporada, como venía sucediendo. Según la Federación Internacional del Automóvil (FIA), entidad reguladora de la categoría, esta medida ayudará a reconocer más fácilmente a los pilotos, tanto por parte de los comisarios de pista como por parte de los comentaristas de televisión, para así evitar potenciales confusiones.
La tercera es la introducción del ‘safety car’ virtual, un método de b de carrera mediante el cual se encenderán carteles luminosos en diferentes sectores de la pista para alertar a los pilotos de que la carrera ha sido neutralizada, y que los forzará a reducir la velocidad de manera inmediata para evitar que se repitan accidentes como el de Jules Bianchi en Japón. El desarrollo del Mundial indicará quién logró la mejor preparación y obtendrá los mejores resultados.