Eddy Tagua, utilero de Emelec, trabaja hace 20 años en la institución. Ha viajado con el equipo en los torneos internacionales. Foto: Cortesía de la familia Tagua
Eddy Tigua cuenta los días para volver a ordenar la utilería de Emelec, club con el que celebró seis campeonatos nacionales. El hombre, de 59 años, se recupera de los síntomas del covid-19, con el que sufrió el mes pasado. Tiene la ilusión de volver al camerino del estadio George Capwell.
Aunque aún está aislado en una habitación de su casa, en Bellavista, al noreste de Guayaquil, ya no presenta problemas respiratorios ni fiebre. Sus hijos lo ayudan cocinando su dieta, y suministrándole los medicamentos y vitaminas para potenciar su sistema inmunológico.
“Ya está mucho mejor, debemos mantener los cuidados médicos para que se recupere por completo, fueron días complicados para nosotros”, contó Vanessa Tigua, hija del sencillo trabajador del fútbol que labora en Emelec, desde hace 25 años.
El 14 de marzo, el día en que se suspendió el campeonato, Tigua llegó a su casa con una molestia en la garganta. Con ánimo protector pidió a sus hijos que no se preocupen y evitó hacer mayores comentarios sobre sus molestias.
“Dijo que había estado trabajando con cemento de contacto en el complejo de Samanes (donde se entrena Emelec), pero fue una excusa. Una semana después empezó la fiebre y nos preocupamos, porque veíamos en las noticias todo lo que estaba pasando”, contó la hija de Tigua, que hasta ahora desconoce cómo se pudo contagiar su padre.
Debido a que su estado empeoró, Vanessa intentó –sin éxito- internarlo en clínicas privadas. Finalmente, asistieron al hospital del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) de Los Ceibos, al norte de la ciudad.
Según contó la mujer, esperaron cerca de cinco horas para ser atendidos hasta que pudieron ingresar a su padre al sector de emergencia, donde recibió tratamiento con oxígeno, debido a sus complicaciones respiratorias.
Estaban en contacto con el médico del club eléctrico, Celio Romero, quien monitoreaba el estado de Tigua. El galeno, que tomó el mando en el tratamiento, les recomendó llevarlo casa luego de recibir la asistencia en el IESS, para evitar mayores complicaciones.
“Nos dijo qué medicinas se le debía suministrar, y le mandó a hacer una tomografía torácica para constatar el estado de sus pulmones. Nos ayudó mucho”, contó la hija del utilero eléctrico, agradecida con el médico, que hasta el año pasado trabajó en Independiente del Valle.
Debido a la saturación del sistema de salud en Guayaquil, ciudad con la mayor cantidad de casos confirmados del virus, Tigua no confirmó su padecimiento con el examen respectivos. Sin embargo, la tomografía ratificó la afectación de sus pulmones.
La mujer cuenta que desde que el caso de su papá se conoció, los jugadores y directivos del club se sumaron a las tareas para conseguir el oxígeno, mascarillas, guantes, medicinas y demás implementos para cumplir con el tratamiento.
“Por el desabastecimiento debíamos comprar las mascarillas, de una en una, con los revendedores. Para el oxígeno tuvimos que buscar en redes sociales. Por suerte ya dejamos de suministrárselo, por recomendación del doctor Romero”, contó Vanessa.
Hasta hoy no se ha realizado otra tomografía que descarte la enfermedad, para evitar una recaída. Está tranquilo en casa, pero cada vez que puede, Tigua le cuenta a sus hijos sus deseos de volver al club al que dedicó su vida y con el que ha recorrido el continente.