‘El DT debe ser justo para lograr la unión del grupo’: Marco Mosquera

Marco Mosquera firmó contrato con Deportivo Cuenca y luego atendió a los reporteros de los medios de comunicación. Foto: Manuel Quizhpe/EL COMERCIO

Marco Mosquera firmó contrato con Deportivo Cuenca y luego atendió a los reporteros de los medios de comunicación. Foto: Manuel Quizhpe/EL COMERCIO

"Ingresé al curso de entrenadores porque es importante tener un respaldo profesional para después del retiro como futbolista”: Marco Mosquera, volante del Deportivo Cuenca. Foto: Manuel Quizhpe / EL COMERCIO

Marco Mosquera nació en Esmeraldas el 3 de diciembre de 1984. Está casado con Magaly Cevallos y tienen 4 hijos: Abel (12 años), Ariel (10), Adrián (7) y Adair (2).

Ha pasado por la U. Católica, Barcelona, Liga de Loja, Liga (Q), Olmedo, El Nacional y Dep. Cuenca. 
Con Liga de Loja, el 2012, jugó seis cotejos de Copa Sudamericana y se clasificó a octavos de final.

Hace dos años se graduó como técnico de fútbol. ¿Ese es su futuro?

Sí, la idea es trabajar en la formación de niños y jóvenes. Quiero empezar desde abajo, inculcando la experiencia vivida y asimilada de técnicos de mucha jerarquía. El curso lo seguí por sugerencia de un compañero, quien me dijo que es importante tener un respaldo profesional para después del retiro.


¿En dónde siguió y qué tiempo duró?

Fueron tres años, incluida la realización de la tesis. Asistía tres veces a la semana al Instituto Técnico Superior Particular de Entrenadores Héctor Morales, en Ambato. Viajaba desde Quito y las clases eran de 19:00 a 21:00. Allí tuve como compañeros a Ider García y Luis Miguel Garcés.


Siendo futbolista, ¿cómo analiza el rol que cumplen los técnicos?

Es complejo, algo que no está hecho para todos. Es complicado manejar a 25 o 30 jugadores, cada uno es un mundo diferente. Hay 11 futbolistas que están contentos porque son titulares y otros siete se mantienen tranquilos por estar entre los convocados, pero el resto está inconforme. 


¿Qué haría en ese circunstancia?

Como técnico pondría más atención en quienes casi nunca juegan, motivándoles, trabajándoles en la parte psicológica. Hablo con experiencia propia, cuando uno no actúa se llena la cabeza de situaciones adversas. Después de 15 fechas, ya se sabe quiénes son los titulares y los suplentes.


En el fútbol se insiste en que la clave del entrenador es el manejo del camerino. ¿Es cierto?

Siempre debe existir armonía y un margen de respeto entre el técnico y el jugador. El entrenador tiene que brindar confianza al futbolista, pero debe marcar una distancia. Jamás puede comprometerse con ningún jugador u ofrecerle algo, es imposible. El rendimiento de cada uno determina su continuidad o no como titular. 


¿Qué técnico le ha dejado más enseñanzas?

Uno aprende las metodologías de trabajo de todos. Francisco Bertocchi me hizo debutar y queda esa imagen que me dio la posibilidad de jugar, después están Alfredo Riggio, Renato Salas, Paúl Vélez, Gabriel Perrone, Héctor González, Álex Aguinaga, Gabriel Cosenza y ahora Gabriel Schürrer. 


¿Cómo le gustaría que sean sus equipos?

Con mucha tenencia de pelota, con juego vertical. Un equipo fuerte en la parte defensiva y que ponga miedo a los rivales al momento de atacar. Me inclino por el sistema de 4-3-3, pero para defender le transformaría en un 4-5-1. 


¿Qué entrenador es su principal referente?

Me agrada el trabajo y el carácter del portugués José Mourinho. Entre los nacionales me gusta el carácter fuerte de Carlos Sevilla, que inspira mucho respeto. 
¿Se identifica con él?
No mucho, porque a veces como que exagera. Hay que exigir disciplina, pero se debe­ tolerar al jugador, porque si llega atrasado tendrá su motivo, pero si llega 10 veces tarde es que quiere fastidiar.


¿Qué es lo que más le ­molesta al jugador?

Lo que incomoda es que el técnico sea injusto, que haya un jugador que tiene errores y siga en la cancha. Eso causa malestar. El DT debe ser justo para mantener la unión del grupo. 


A sus 32 años, ¿está en el mejor momento?

El equipo ha tenido buenas actuaciones en las últimas fechas, me siento contento, todas las semanas juego como si fuera mi último partido. No estoy pensando en que me quedan dos o tres años de carrera, pienso en el presente, en cada fecha, esperando cumplir los retos planteados como ser campeón con Deportivo Cuenca.

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