Sebastián Merchán (arriba) se preparó en Cuenca. Foto: Archivo
Sencillo, locuaz, orgulloso. Esa es la personalidad de Sebastián Merchán. Aunque parezca inusual, su preparación se basó en ciclismo y se complementó con atletismo, natación, escalada y gimnasio. También se adiestró frente a un simulador de autos.
Con ese método de entrenamientos, Sebastián Merchán viajó el jueves pasado a Sebring; Estados Unidos, sede de la serie final del Mundial del Super Trofeo Lamborghini. Hoy arrancan las prácticas y luego vendrán las sesiones de clasificación; el sábado y domingo serán las carreras. La clasificación la obtuvo tras ganar en Nurburgring, Alemania.
Cuatro días a la semana hizo ciclismo. En el gimnasio reforzó los músculos del cuello y de la espalda alta, la zona lumbar, los hombros. Trabajó fuerza en la pierna izquierda, que es la que frena. No trotó más de cinco kilómetros para evitar dolores de su pierna derecha, que quedó delicada tras una caída de su bicicleta en el 2006.
El cuencano de 27 años está consciente que no siempre por llevar el auto con la bandera del país se trasciende deportivamente. “Es cierto, rompe barreras y es el primer paso, pero lo máximo es cuando izas la bandera de tu país en lo más alto del podio”. En Sebring pretende terminar primero.
Su trabajo en bicicleta lo hizo en el sur de Cuenca, entre las parroquias Turi y Tarqui.
Merchán será el único sudamericano en Sebring. Allí tendrá a 64 rivales de 45 países, como EE.UU., Canadá, Puerto Rico, Italia, Alemania, Francia, Inglaterra, Japón, Malasia… La prueba congrega a los mejores automovilistas Lamborghini de América, Europa y Asia.
Tiene experiencia en otro Mundial, puesto que el año pasado terminó tercero en Sepang, Malasia. Tampoco es nuevo correr en circuitos representativos, puesto que ya participó en los autódromos de Monza, Silveertosne, Spa Francochamps, Nurburgring...
Merchán, quien lleva una bandera de Ecuador a toda competencia, cumplirá su segunda carrera internacional del año. Su estreno se registró a mediados de septiembre en Alemania. No compitió en otros países por problemas de logística con la fábrica. “Me quedé sin auto y sin plaza”.
Bonaldi Motorsport es la fábrica que lo contrata. El azuayo reside la mitad del año en Monza, Italia, cuyo domicilio está a cinco minutos de la pista de Fórmula 1. Él evita dar cifras del presupuesto anual que se requiere para las competencias, puesto que eso lo maneja su mánager, Eduardo Aguilar, y su padre, Miguel Merchán.
Desde el año pasado, dejó de interesarse por la Fórmula 1 (prototipos) e incursionó en autos con carrocería y ruedas cubiertas. “La Fórmula Uno, técnicamente, se convirtió en una guerra de chequeras”.
Merchán está consciente que competir en Lamborghini no tiene tanto renombre como Fórmula 1, pero lo está haciendo de manera profesional y en las mismas pistas de Fórmula 1.