Hasta hace casi una década, los autos impulsados por energía eléctrica eran poco menos que objetos de ciencia ficción. Si bien varios fabricantes ya trabajaban en proyectos de ese tipo, su disponibilidad y popularización se veían como posibilidades muy lejanas.
Hoy la realidad es diferente. Los primeros vehículos de producción en serie de ese tipo se lanzaron hace tres años en los países desarrollados, donde gozan de buena acogida entre sus usuarios.
Uno de ellos, posiblemente el más representativo por sus más de 75 000 unidades vendidas a escala global y porque abarca más de la mitad de las ventas de todos los autos eléctricos en la actualidad, es el Nissan Leaf.
Con el fin de conocer los avances tecnológicos de la marca y de comprobar las bondades de una movilidad motorizada con cero emisiones contaminantes, la empresa representante de Nissan en el Ecuador, Automotores y Anexos, nos invitó a hacer un ‘test drive’ del Leaf en varias vías periféricas de Quito.
Lo primero que se aprecia en el interior del Leaf es su gran habitabilidad. Pese a que se trata de un ‘hatchback’ ofrece espacio suficiente para que cinco ocupantes se instalen de una manera muy confortable con su respectivo equipaje.
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El arranque es sin llave, se realiza con solo presionar un botón ubicado en la misma posición del switch de encendido, que mediante sensores reconoce la proximidad del control remoto que lo acciona.
Ya en marcha, la operación del vehículo es sumamente suave y silenciosa. El motor eléctrico de 80 Kw, que equivalen a 106 caballos de potencia, desarrolla un torque de 280 Nm, equivalente al de un propulsor V6 de 2,5 litros.
Ambas cifras están disponibles íntegramente tanto en la Sierra como al nivel del mar, ya que al no requerir aspiración de aire no sufre los efectos de la altitud geográfica, como los motores de combustión.
Esta cualidad hace del Leaf un auto de respuesta ágil, según lo demande el conductor. No obstante, la caja de cambios automática ofrece la opción ECO, paralela a Drive, que limita la respuesta mecánica del vehículo con el fin de ampliar la autonomía (de 160 km con la carga completa) en un 10%.
El panel de instrumentos informa permanentemente al conductor sobre el nivel de carga de las baterías, el recorrido restante en kilómetros y la eficiencia energética del estilo de conducción, entre otros parámetros útiles para sacar el mayor provecho del vehículo.