Después de un viaje increíble en moto por Ecuador, Perú y Chile, llegamos hasta la localidad argentina de Termas de Río Hondo, provincia de Santiago del Estero, para presenciar el regreso de la máxima categoría del motociclismo mundial al país sudamericano.
El pasado sábado 26 de abril, día dedicado a las prácticas y a la clasificación, fuimos testigos de la inmensa expectativa de la gente por presenciar el espectáculo.
Las calles y avenidas que conectan a la ciudad con el circuito de Termas estaban llenas de aficionados que llegaban en autos, buses y motos hasta este renovado escenario deportivo.
Al llegar encontramos ciertos inconvenientes, ya que la cantidad de público desbordó los planes de los organizadores. Durante la mañana hubo caos en un sector de la pista, pues un grupo de espectadores reclamaba que su lugar en una de las tribunas tenía mala visibilidad, además de que el acceso a ciertos sitios era estrecho e incómodo.
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La pista, eso sí, lucía impecable, como si fuera nueva, aunque los corredores se quejaron de que estaba sucia.
En las prácticas vimos a un Marc Márquez que saca al público de la realidad de la física. Una cosa es verlo por televisión, pero observar su manejo en la pista fue una experiencia sin igual. La manera como tumba su moto en las curvas y como domina todo su poder, acompañada de la sinfonía salvaje del motor de la Honda, nos erizó la piel.
Antes de la carrera el ambiente era de fiesta. Un día esplendoroso nos acompañó durante toda la jornada. La nota destacada la puso una avioneta que ensayó acrobacias de fantasía en el cielo, como un juguete a control remoto.
A minutos del arranque de la carrera nos encontramos con otro punto que escapa de las cámaras de TV y es que los fanáticos alentaban con pasión a sus pilotos y entre ellos también hay competencia.
Las banderas flameando, los aplausos de los aficionados, la comida, las bebidas, las modelos; todo estaba listo para el arranque de esta sesión que volvió a Argentina luego de 15 años.
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Escuchar el rugido poderoso de todas las motos de esta categoría al unísono, esperando la señal de largada, hizo temblar los graderíos. Desde la tribuna Tissot donde estábamos vimos la luz verde encenderse y la batalla comenzó.
El excampeón Jorge Lorenzo es un espectáculo y su manejo es magnífico. Luego de ver su perfección podemos darnos cuenta de porque es un exrrey de la pista.
Su poderosa Yamaha M1 se escapaba de todo el pelotón en las primeras vueltas, pero más atrás, mezclado entre los acechadores, se veía avanzar a la moto número 93 de Márquez, quien solo esperaba la llegada de cada curva para demostrar por qué es el campeón más precoz de la categoría.
Con Lorenzo consolidado en la punta y un Márquez que venía ganando posiciones, esperábamos un duelo interesante entre la Yamaha y la Honda, una vez que el campeón reinante lo alcanzara.
Pero cuando faltaban aproximadamente 12 vueltas para terminar la carrera, el ‘misil’ Márquez ya tenía en la mira al mallorquín y en un pestañeo hizo lo que hace parecer magia: descolgarse en las curvas.
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Márquez sobrepasó y sacó tal ventaja al excampeón que en cuestión de una sola vuelta ya había dejado muy atrás a su rival.
En la rueda de prensa posterior, que se llevó a cabo en la sala de conferencias del circuito, Márquez se veía relajado y feliz. Lorenzo, por su parte, era pura seriedad.
Esta es la segunda ocasión que visitamos una prueba válida de esta categoría. Indianápolis (Estados Unidos) y ahora Termas de Río Hondo son los circuitos que nos han contado cómo se viven estas historias desde adentro.
En una próxima edición les contaremos detalles del viaje en moto que nos llevó hasta Argentina, luego de atravesar valles verdes e inmensos desiertos.